Don Luis Gutiérrez
Soto vuelve a aparecer en nuestra
historia en esta ocasión con la construcción de un edificio destinado a
cinematógrafo y sala de fiestas en un proyecto datado en 1935 que no vería la
luz hasta finalizada la contienda. El
cine que en un principio se pretendía llamar Ronda debido a sus situación, se
terminó llamando Victoria, muy posiblemente influenciado por el momento político
en el que nació. El edificio se
construyo en un solar de forma ligeramente trapezoidal en esquina y con
fachadas al paseo de Ronda (actual calle de Francisco Silvela) y a la de José
Picón. En esta ocasión Gutiérrez Soto
volvió a realizar una magnífica obra esta vez más influenciada por las
corrientes racionalistas que en sus anteriores obras en las que se demostró un
expresionismo más radical como en el cinema Europa o Barceló. En un principio
se crea un proyecto fechado en 1935 donde la curva y las grandes franjas
horizontales estaban patentes en sus fachadas, pero pasada la contienda se realizan
algunas modificaciones sobre el proyecto creando unas fachas más limpias, altas
y sin casi detalles ornamentales.
Primer proyecto para la
fachada del cine Ronda que no se llevó a cabo.
Fachada
definitiva para el nuevo cine Ronda en el paseo del mismo nombre.
Fachada lateral a la
calle de José Picón.
El edificio
fue construido con estructura de hormigón armado y se levantó en cuatro alturas
más dos de sótano, sus fachadas fueron decoradas con paños lisos de cemento
formando rectángulos y como única ornamentación destacar los huecos rasgados a
la calle principal que ostentaba sobre la marquesina y que inundaban de luz
natural los diferentes vestíbulos que poseía el local. La fachada principal era
simétrica, con dos puertas laterales de entrada y desalojo a las plantas de
sótano donde se instaló una excepcional sala de fiestas que describiremos más
adelante. En el centro de la fachada dos puertas de acceso al cinematógrafo,
dejando entre estas y las anteriormente citadas espacio para las taquillas y
carteleras.
El cine Victoria en su
primera época. Gutiérrez Soto hizo alarde de modernidad con esta sencilla
fachada que iluminó con tubos de neón dando un aspecto mucho más vanguardista y
dinámico que lo que en realidad era.
Nada más traspasar las grandes
puertas de entrada encontrábamos el primer vestíbulo, como el resto del edificio
era completamente simétrico y en el había dos escaleras que daban acceso al
piso principal. Junto a estas otros dos huecos más grandes de acceso al patio de butacas. El vestíbulo
no era muy alto y parte de este estaba bajo la rampa del patio de butacas que
llegaba prácticamente hasta la fachada principal. La decoración era
sencillísima, suelos de cemento pulido, paredes desnudas, y como único
ornamento alguna pequeña moldura circular en los techos que escondían las
lámparas de iluminación indirecta. En el centro dos pilares soportaban el peso
de los pisos superiores y vigas al descubierto.[...]
El resto de la información la podrán encontrar en la página 111 de mi libro "Cines de Barrio"