En el
por aquel entonces Paseo del Cisne nº 2 actual Paseo de Eduardo Dato, en su
confluencia con la plaza de Chamberí, se levantó el que sería el mayor coliseo
de la zona en manos de uno de los arquitectos por excelencia, don Teodoro
Anasagasti.
El
edificio que el señor Anasagasti construyó en la plaza de Chamberí seguía los
mismos preceptos que el Monumental Cinema, también construido por él y en el
que se podía contemplar un diseño limpio y libre de decoraciones superfluas
pero muy funcional y práctico y que repetiría con posterioridad en el Cinema
Pavón.
El
inmueble que se levantó en un solar de 860 m2 de forma trapezoidal,
era según el propio Anasagasti el más
apropiado para este fin, ya que se estrechaba hacia la pantalla, confluyendo
todas las miradas en esta.
El
nuevo edificio propiedad de don Luis Rubio Amoedo fue llevado a cabo por el constructor
Luis Garrido, hombre admirado por todos por su buen hacer y su trato afable y
que ya había trabajado con Anasagasti en la construcción del Real Cinema. El inmueble había sido edificado con
estructura de hierro y hormigón armado y se levantó en cuatro alturas más
sótano, quizás la falta de edificios laterales facilitó su construcción en un
tiempo record, ya que tardó en construirse solo ocho meses.
Su
única fachada vista era sencilla y simétrica, los detalles más llamativos eran
dos balconcillos a los que se accedían desde la planta primera y un cuerpo
central que sobresalía del resto donde iba instalada la cabina de proyección.
Una de las pocas imágenes de la fachada del
local, durante su construcción en 1923.
Bajo ese cuerpo que sobresalía del resto de la
construcción hizo un gran ventanal con cuatro huecos rasgados que inundaban de
luz el amplio vestibulo y ambigú de las plantas superiores. El ingreso a la
sala se realizaba a traves de 3 huecos, uno central de doble anchura y dos
laterales, completamente simetricos, dejando junto a uno de estos y en el estremo las taquillas, bajo las escaleras de
acceso a las plantas altas. La fachada no era completamente plana, sino que
realizaba un pequeño ángulo para adaptarse a la linea de calle. En la planta
más alta seis pequeños huecos tras la última fila de butacas que servía para
ventilación de la sala. Como único adorno superfluo habría que realastar los
cuatro abultados en forma de pilastras que recorrian los pisos altos del
edificio y una amplia cornisa en toda su longitud.
Única imagen de la fachada del
edificio en su primera época, hacia 1924.
Sobre el hueco central de entrada se construyó
una marquesina redondeada y bajo esta tres puertas que quedaban lijeramente
retranqueadas nos daban el ingreso al vestibulo, este era grande y diafano, sin
pilares de sustento y en el había dos escaleras bajo una de ellas las taquillas
como habiamos mencionado anteriormente, bajo la otra una escalera que descendia
hasta el sótano donde se habían instalados los aseos para señoras y caballeros
y el cuarto de calderas y carbonera. Volviendo al vestibulo principal tres
puertas daban acceso a la sala, dos laterales y una central que corrian hasta
el escenario dando servicio a todas las localidades de patio. El fondo de la sala
era redondeado, dando aún mas resalte al escenario. Tenía una pequeña
inclinacion hacia la pantalla y habia doce pilares de sustento de los pisos de
palcos y del principal que quedaban entre algunas de las localidades pero que
no imposibilitaba la visión desde ninguna de ellas, al igual que ocurria en el
Real Cinema. Al fondo y junto al escenarío había dos puertas, una a cada lado
de acceso a la caja de escena y camerinos, porque recordemos que este edificio
nació con doble uso, tanto cine como teatro aunque la poca profundidad de este
imposibilitase representaciones con un elenco muy grande. A ambos lados del
escenario habia dos escaleras de caracol que ascendian hasta los pisos
superiores dando funcionalidad a las plantas altas de la caja escenica y ajustando
de esta forma más camerinos y retretes para servicio de los artistas.
Junto al escenario y cada uno de sus lados de
este se configuraron dos patios que daban luz a los camerinos y retretes de
cada una de las plantas. Bajo el escenario se instaló una magnífica caja de
resonancia donde los músicos no solo podían acompañar a la pelicula, si no lo
suficientemente grande como para poder acoger a toda una orquesta.
Planta baja del local, observese
la perfecta y sencilla distribución de los elementos.
Sección del inmueble, todo estaba
perfectamente organizado y la visión era perfecta desde cualquiera de las
localidades.
En la planta primera a la que ascendiamos desde
las escaleras principales, habia un amplio ambigú donde estaba instalada la
cafetería, este tenía vistas a la calle a través del amplio hueco de su centro
y que era de doble altura dando diafaniadad al espacio. Bajo la precipitada
rampa del entresuelo se encontraba el bar que estaba regentado por don Antonio
Vázquez Ponbo, que tenía además un café bar en la palza de Bilbao de mucho
renombre llamado la Perla. [...]
El resto de la información la podrán encontrar en la página 33 de mi libro "Cines de Barrio"