En el año 1922 se presentó ante la comisión de obras del
Ayuntamiento de Madrid un proyecto de construcción para un nuevo cinematógrafo
que iría inserto en un edificio de viviendas. El arquitecto Luis Ferrero había diseñado
una gran sala de proyecciones en un solar irregular, en esquina y con fachadas
a las calles de Alcalá 90, Jorge Juan y Antonio Acuña a escasos metros de otro
cinematógrafo, el Tívoli.
El complicado solar poseía un estrecho ángulo interior lo que
por otra parte favorecía la ordenación de la superficie supeditando dicho
espacio para el escenario, centro de las miradas de los espectadores. La
entrada principal a la sala de espectáculos quedó relegada a la calle de Jorge
Juan, mientras que parte de esta misma fachada, toda la perteneciente a Alcalá
y la vuelta a Antonio Acuña serían ocupadas por un majestuosos edificio de
viviendas desde donde también se podía acceder al local. En el proyecto
original el edificio de viviendas tenía ocho alturas, de las cuales solo se
construyeron cuatro por problemas de seguridad entre otros, evitando de esta
forma la propagación del fuego al edificio anexo. La fachada principal del cinematógrafo se
levantó en cuatro alturas, de forma completamente simétrica de la que destacaba
principalmente un gigantesco arco triunfal rematado por una galería sujeta por
columnas jónicas. Bajo el gran arco tres puertas de acceso, que por otra parte
no eran el único paso al interior, ya que en el edificio de la misma propiedad
y colindante a este se crearon otros dos huecos con pasillo que confluían en un
vestíbulo. Además se podía acceder también desde el propio portal de viviendas
de la calle Antonio Acuña nº 1 o desde el propio gran café anexo.
La fachada de ingreso al cinematógrafo
y el original alzado del inmueble de viviendas que no se llegó a realizar en su
totalidad suprimiendo las cuatro plantas superiores.
La complicada fisonomía del solar hizo que el vestíbulo
principal corriera paralelo a la calle de Antonio Acuña bajo el inmueble de
viviendas, dejando tan solo un pequeño espacio de tránsito en la fachada de
Jorge Juan, lo cual complicaba su evacuación en caso de incendio por lo que se
le concedieron las otras salidas que mencionábamos anteriormente. Se crearon
varios grupos de escaleras situados en lugares estratégicos, dos de estos
accesos subían directamente a la planta superior o de entrada general
recorriendo el edificio de arriba a abajo, mientras que otros dos se
concibieron únicamente para dar paso a las localidades de entresuelo y
principal. El patio de butacas ocupaba
la mayor parte del solar, en forma de herradura se levantaban las tres plantas
de palcos que abrazaban al escenario que tenía bastante fondo pero escasa
amplitud lateral, complicando las representaciones teatrales. El acceso al
patio de butacas se realizaba desde los diversos vestíbulos con los que contaba
el local a través de seis huecos dobles situados en la parte posterior de la
sala. Las 1400 butacas de madera se distribuyeron en cuatro grupos sobre un
espacio en forma de pera, un pasillo central amplio, dos pasillos laterales y
uno más trasversal acomodaban a los espectadores en sus localidades. Dieciocho
pilares sujetaban la herradura del piso de palcos, el arquitecto estudió muy detenidamente el
proyecto evitando en todo caso que estos entorpecieran la visibilidad del
escenario.
Planta baja original extraída del
proyecto presentado por Luis Ferrero para el teatro Pardiñas.
La muy complicada fisonomía del edificio hizo que los aseos
se instalaran bajo dos de los huecos de escalera, dándole acceso directo desde
el propio patio de butacas. Al
estrecharse tanto la sala en la embocadura del edificio y al encontrarse esta
en el ángulo interior del solar el acceso al escenario y las dependencias para
los actores se realiza por un pasillo subterráneo que partía bajando unas
escaleras desde la calle de Jorge Juan, junto a la entrada principal y corría
bajo la platea hasta llegar al escenario donde subía nuevamente hasta este.
En el sótano se instalaron además la sala de calderas y
cuartos de ensayo, almacén de instrumentos, así como el foso para la orquesta.
Al fondo tras la escena una escalera recorría el inmueble dejando en cada
planta varios camerinos con ventilación e iluminación directa a un patio
posterior de forma triangular.
La decoración de la sala se realizó de un modo clásico, con
abultados de escayolas en la embocadura del escenario, en los antepechos de los
balcones de palcos, principal y segunda y en el amplio techo donde se formuló
un gigantesco plafón retro iluminado que junto con las muchas lámparas
distribuidas por la sala iluminaban el espacio. Simultáneamente a la
construcción de este local y en paralelo al mismo arquitecto diseñó el teatro
Rey Alfonso, actual cine Bogart con el que compartían algunos de estos
elementos decorativos, tales como los adornos en los capiteles de los pilares
de sustento del piso de entresuelo, muy posiblemente realizados ambos por el
mismo decorador.
En la planta de entresuelo la superficie útil era muchísimo
menor, sobre el vestíbulo de entrada se instaló un gran bar americano que tenía
acceso independiente desde la planta baja y que además comunicaba con el
vestíbulo principal de esta planta. Este vestíbulo daba servicio a los cuarenta
palcos de forma muy estrecha y de un extremo al otro. A ambos lados se
encontraban también los aseos masculinos y femeninos y al fondo tras el
escenario y con acceso independiente otro grupo de cuartos para los artistas.
En esta planta se disponían otras doscientas localidades repartidas en númeo de
cinco por cada uno de los palcos.
Planta de entresuelo del teatro
Pardiñas.
La planta primera o principal también estaba recorrida por el
mismo pasillo que su antecesora, salvando las diferencias que esta el acceso a
las gradas de espectadores se realizaba mediante tres entradas, dos laterales y
una central que daban paso a otros quinientos espectadores. En este piso seis
pilares entorpecían la visión del escenario, además la abocinada forma de la
planta hacía que decenas de localidades tuvieran una visibilidad un tanto
reducida, por no decir incompleta.
La planta primera o principal del
coliseo Pardiñas.
Los aseos se emplazaron en el mismo lugar de igual forma que
las dependencias para los artistas construidas tras el espacio escénico. Sobre
el gran bar americano y con vistas a la calle de Jorge Juan se instaló un gran
espacio de descanso y salón de fumadores.
La planta segunda estaba recorrida por un idéntico pasillo al
de la planta inferior dejando los aseos y dependencias en el mismo orden,
salvando como única diferencia que este tenía menos altura ya que se encontraba
la prominente rampa de espectadores. A
esta planta denominada de entrada general tan solo se podía acceder desde los
tiros de escalera laterales que desembarcaban en el vestíbulo y que comunicaba
a su vez con las localidades por medio de cuatro huecos de dos metros cada uno.
Mil espectadores más se encaramaban en lo alto de este inmueble que se inauguró
con el asombroso aforo de tres mil localidades dispuestas a escuchar al orador
de turno, ver un film mudo o deleitarse con alguna representación teatral.
Sin duda alguna había que indicar de esas mil localidades de
la planta más alta el 60% no tenían visión de la escena completa y menos aún de
la pantalla.
La cabina de proyección se situó siguiendo el eje de la sala
en el centro del graderío de esta planta, teniendo acceso directo desde el
vestíbulo inferior por una estrecha escalerita de hierro. El habitáculo
construido exprofeso era completamente ignifugo construido con materiales que
aseguraban que si ardía la cinta tan solo moriría el proyeccionista. Además de estos
avances instaurados por la policía de espectáculos este local contaba con más
detalles, como una cortina de agua en la escena o bocas de riego repartidas por
el resto del edificio.
La planta segunda nuevo y confortable
coliseo Pardiñas.
La cubierta del inmueble se realizó con estructura de hierro,
tabloncillo de madera y teja plana confiriendo a vista de pájaro un singular
tejado de forma circular muy fácilmente reconocible. Se había realizado
siguiendo todos y cada uno de los artículos que debían cumplimentarse en este
tipo de negocios e incluso superaba alguno de ellos como contar con más salidas
de urgencia que las que se establecían.
Algo así sería impensable en la actualidad. Si mil personas tuvieran que haber
desalojado esa tercera planta por las cuatro salidas y haber descendido por las
dos escaleras, la tragedia estaba servida. Desgraciadamente a partir del
siniestro del teatro de Novedades esto cambio drásticamente, reduciendo al
menos significativamente el aforo en este y muchos otros locales de
espectáculos que eran verdaderas ratoneras.
Mi crítica no surge por las complejas instalaciones, al
contrario pienso de Luis Ferrero realizó un maravilloso trabajo de ordenación y
aprovechamiento del espacio, pero creo que el aforo era desproporcionado más
aun cuando gran parte de las localidades no tenían visión completa de la
escena.
El local estaba preparado para todo tipo de representaciones:
teatrales pues contaba con un amplio escenario con telares, foso para la
orquesta con cajón de resonancia; cinematográficas ya que poseía una lujosa
pantalla y un sistema mudo de proyección último modelo; y sin duda alguna como
magnífico oratorio, uno de los aforos más grandes de la capital, tres mil
localidades.
El cinematógrafo se construyó en aproximadamente un año y en
el momento de su apertura el edificio de viviendas aún no había sido concluido.
El local se inauguró el día 14 de noviembre de 1924 con la proyección de los
films “La película de la elegancia” en dos partes, “La voz de la mujer” en
cuatro partes, y el estreno de “Patty en el granero” en dos partes también. En
abril de 1925 cambió las proyecciones por representaciones teatrales y así prosiguió
hasta 1930.
El éxito estaba asegurado ya fuera para representaciones teatrales o proyecciones cinematográficas. Pero más allá de su uso como salón de espectáculos el coliseo o cine Pardiñas, por su aforo y situación se convirtió en uno de los oratorios más populares de la época. Por el pasaron los grandes políticos del momento, Largo Caballero, Manuel Azaña, etc… En Madrid existían varios locales con impresionantes aforos. El Monumental de Atocha, el Europa de Bravo Murillo, el Real de la plaza de Isabel II y el Pardiñas eran los cuatro grandes coliseos que llenaban hasta la bandera los oradores de turno.
El éxito estaba asegurado ya fuera para representaciones teatrales o proyecciones cinematográficas. Pero más allá de su uso como salón de espectáculos el coliseo o cine Pardiñas, por su aforo y situación se convirtió en uno de los oratorios más populares de la época. Por el pasaron los grandes políticos del momento, Largo Caballero, Manuel Azaña, etc… En Madrid existían varios locales con impresionantes aforos. El Monumental de Atocha, el Europa de Bravo Murillo, el Real de la plaza de Isabel II y el Pardiñas eran los cuatro grandes coliseos que llenaban hasta la bandera los oradores de turno.
Varios aspectos de diferentes actos e
ideologías durante los años 1931, 32, 33 y 34 en el Coliseo Pardiñas
Don Manuel Azaña, momentos antes de
comenzar su discurso político que en torno a diversos temas del momento
pronunció el domingo último en el cine Pardiñas. (14-02-1934)
Durante la guerra
siguió acogiendo mítines republicanos de gran relevancia, a finales de 1938
cierra por daños materiales y se realiza un punto y aparte en su historia.
Al parecer el antiguo coliseo Pardiñas había acabado su
periplo sucio y mugriento, tal y como los describían los diarios de la época.
Era hora de dar un repaso al gigantesco auditorio y para ello, el 16 de julio
de 1940 el empresario José Villar Lamoza solicita permiso para reformar el
local bajo un proyecto del prestigioso arquitecto Benito Guitar Trulls. Tras
varios meses de reformas se reinaugura el 15 de diciembre del mismo años con el
nombre de “cine Alcalá” “Palacio del cinema” con la proyección del film “El Zar
Loco”.
Las reformas consistieron principalmente en la restauración
de los daños producidos durante la contienda, el cambio de sus antiguas sillas
de madera por modernas butacas enteladas y la reducción de su aforo. Además se
amplió su entrada tomando parte un local del edificio contiguo y creando un acceso
más moderno y ordenado.
El inmueble fue arrendado por la productora Filmófono para la proyección en
exclusiva de sus nuevas películas y pasó a formar circuito junto con las salas:
Palacio de la Música, Salamanca, Barceló, Monumental, Argüelles, Goya, Dos de
Mayo, Voy, Elcano, Numancia y Gong.
En 1947 cambia de género y vuelve a las representaciones
líricas y en 1949 Antonio Machín y su conjunto presentan en sus tablas un nuevo
espectáculo. Festivales, proyecciones y actuaciones se intercalaban en este
gran auditorio.
A partir de enero de 1966 se le denominara Alcala Palace y se
dedicara principalmente a la proyección de películas en sesión continua. Tras
algunas reformas que consistían nuevamente en la modificación de las butacas,
accesos y modificación de panelados de las paredes, entelados y telones, el
cine vuelve a abrir reluciente.
Varias imágenes tomadas en la puerta
del local a mediados d elos años 60. En Cartel la sesión continua “Polyana” y
“Viaje en Globo”
Uno de los momentos más importantes de la historia de este
local sucederá en noviembre de 1975 cuando se presente la obra teatral
“Jesucristo Superstar” protagonizada por Camilo Sexto y Angela Carrasco. Todo
un despliegue de medios y voces incomparables en lo que se denominaba una de
las primeras operas rock con más de 70 actores sobre el escenario. Se mantuvo
en cartel hasta el 28 de marzo del 76 después siendo el mayor éxito teatral de
la historia. A partir de ese momento
comienza a proyectar nuevamente cine con la superproducción “Sonrisas y
Lagrimas”.
En septiembre de 1984 vuelve a la escena la obra más vista de
todos los tiempos, y como no podía ser en otro lugar el Alcalá Palace acogerá
de nuevo el evento, esta vez sin la voz de Camilo Sexto su principal
interprete. Se mantiene en cartel hasta enero del 85 cuando nuevamente vuelve a
proyectar cine.
El viejo y triste cine Alcala Palace se iba quedando a un
lado y su inmenso aforo, reducido con los años ya no era tan cómodo. Sus
fachadas desconchadas por el paso de los años y sucias por la polución llevaban
años ocultas tras los cartelones de las proyecciones. En 1987 cierra como cine
quedando olvidado y solamente utilizado como sala de conferencias o para algún evento de
relevancia. La última vez que abrió sus puertas exhibía en cartel un festival
flamenco.
A finales del siglo XX este era el
aspecto que presentaba el teatro y el edificio de viviendas anexo. Todos
pensamos que este era el final de este mítico local.
Si el exterior estaba muy deteriorado
el interior no iba mucho más lejos. En
la imagen vemos con claridad cómo se encontraba el patio de butacas en los años
90. Obsérvese el famoso telón metálico corta incendios bajado.
En el interior se habían liberado las primeras filas de
butacas y el espacio escénico se había ampliado de una forma provisional al
patio de butacas. Funcionalmente se había reducido su aforo a patio de butacas
piso de palcos, entresuelo y principal, eliminado las localidades laterales de
tan reducida visibilidad.
En 2001 Empresario argentino Alejandro Romay adquiere el
inmueble y tras un importantísimo trabajo de reforma y consolidación del
espacio se reconstruye el edificio tratando de rescatar todos los detalles
perdidos. La obra corrió a cargo del estudio de arquitectura DAU, con Margarita
Massó López como arquitecta principal y José Luis Pamies López como coordinador
general. El espacio interior se vació y el edificio de viviendas anexo fue
derribado salvando únicamente sus fachadas. Lo mismo ocurrió prácticamente con
el teatro que se desmantelo salvando únicamente los pisos de palcos y
graderíos. Se horadó el terreno y se construyó un piso más bajo el patio de
butacas donde nacería una nueva sala de ensayos y representaciones. La
embocadura del escenario se reconstruyó varios metros sobre el patio de butacas
dando aún mucho más espacio a su cajón escénico. Se restauraron sus fachadas,
su gigantesco tejado, se buscaron todos y cada uno de los detalles del pasado y
se dotó a l espacio de los más modernos sistemas de iluminación y sonido. El gran espacio escénico cuenta con un total
de 1240 localidades repartidas en 853 en
patio, 132 en palcos y 136 y 119 en entresuelo y principal.
Boceto
de la fachada, sección del edificio y planta baja del “Nuevo Teatro Alcalá”
Una impresionante imagen en la que se
ve la ejecución de la obra. Obsérvese el recubrimiento de los antepechos de los
balcones. Y como se construyó un nuevo cuerpo sobre la antigua embocadura dando
más profundidad al campo escénico.
Dos impresionantes imágenes de los trabajos realizados bajo los pilares de
sustento, ampliando de esta forma la profundidad de la cimentacion del
inmueble.
Diferentes aspectos del proceso de
restauración del edificio.
Finalmente y tras un largo y muy costoso trabajo de reforma
el teatro que a partir de entonces se denominaría “Nuevo Alcalá” abrió sus
puertas el 29 de enero de 2003 con el
musical “Tanguera” representado en la sala principal que se denominará “Lola
Membrives”
La fachada, detalle de esta, la
embocadura del escenario y un aspecto general del Nuevo Alcalá, resurgido de
las cenizas.
La sala 2, ubicada en el subsuelo del edificio, es un espacio
polivalente que abrió el 25 de septiembre de 2003, y que se denomina María
Guerrero. Con una disposición y un aire más modernos que la sala Principal, su
escenario se sitúa al mismo nivel que la zona de butacas, que prácticamente lo
rodean. Gracias a esta distribución, los artistas están más cerca de los
espectadores, lo que hace que éstos disfruten mucho más del espectáculo.
En total, la sala dispone de 310 butacas distribuidas en
cuatro tribunas telescópicas y bancadas autoportantes. Además, tiene dos
camerinos con capacidad para 10 personas.
Un aspecto de la sala 2 del teatro
Nuevo Alcalá.
Además cuenta con una nueva sala de ensayos en la planta más
alta del inmueble con iluminación cenital y vistas a la calle de Jorge Juan.
Junto con el teatro y aunque con algunos años de retraso se
reconstruyó y finalizó el edificio de viviendas anexo levantándose una alta
fachada de seis alturas basada en el proyecto original no construido que había
diseñado su arquitecto 80 años atrás.
Sinceramente es de agradecer la recuperación de este mítico lugar para el arte escenico que seguró seguira programando muy interesantes obras durante mucho más tiempo.
Agradecimientos y fuentes:
Mi más sincero
agradecimiento a Carlos Mokrzycki Soengas y a Mogersa empresa constructora, por
los planos y fotográfias del edificio y a Cruz Delgado por las imágenes de la fachada del inmueble.
-Archivo de Villa
25-27-3
- Madrid y el Cine:
Pascual Cebollada y M. G. Santa Eulalia. Madrid 2000
-Arquitectura teatral
en Madrid. Angel Luis Fernández Muñóz
- Hemeroteca
Municipal de Madrid.
- Memoria de Madrid
- Oronoz
- Agencia EFE
-
www.teatroalcalamadrid.com