28 de marzo de 2010

EL TEATRO DE NOVEDADES. (La Mejor del Puerto, lo peor de Madrid)


En la calle de Toledo, frente al antiguo mercado de la Cebada, en el distrito de la Inclusa, se inauguró en 1857 el Teatro de Novedades. Solar con una dilatada carrera, en él, hasta donde llegamos a saber, se situó un cuartel de caballería, que fue reconvertido hacia 1856 en manos del empresario Sr. Serrate en el Circo Olímpico, el cual no tuvo mucho éxito. Posteriormente y derribando por completo las anteriores edificaciones se levantó un nuevo local conocido  como el Teatro de Las Tres Gracias, con posterioridad se le denominó  Teatro de Novedades. El local estaba inserto en un edifico de vecinos a la altura exacta del actual nº 77  de la calle de Toledo, tenía también acceso posterior desde la calle Santa Ana y una tercera entrada muy estrecha a través del bar  que a su vez comunicaba con la calle de las Velas.


Localizacion del teatro de Novedades sobre el plano de Carlos Ibañez e Ibañez de 1872. (Imagen cedida por Historias Matritenses)


A través de un angosto y muy largo pasillo de entrada accedíamos hasta el vestíbulo principal, que tenía forma de “T”, este espacio se repetía igualmente en las dos plantas siguientes, teniendo el último por cubierta, una bóveda lucernario de hierro y cristal que alumbraba el recóndito espacio. El patio de butacas se desarrollaba paralelamente al vestíbulo  más largo, en un de los laterales  se encontraba el café. El local que se había construido en el interior de un patio, tenía luz por tres de sus caras. Desde el vestíbulo o corredor principal se podía acceder hasta otro vestíbulo donde se había construido una escalera de acceso a los pisos más altos y bajo la cual, se habían instalado los retretes.


Planta baja del teatro de Novedades en su última época.
 

Alzado, planta y perfil de las bóvedas que remataban en los pisos más altos los vestíbulos principales del teatro.

Desde aquí y desde el vestíbulo principal se tenía acceso a un corredor en forma de “U” que recorría todo el perímetro de la sala e iba dando servicio a los palcos y anfiteatros. En este corredor había dos escaleras más; una de ellas en un lateral del anfiteatro, y otra en un tortuoso esquinazo interior del local. Este edificio a pesar de que fue prácticamente reconstruido, sufrió muchas alteraciones y anexiones de viviendas contiguas que iban ampliando el local, por esta razón los accesos eran en su mayor parte intrincados pasillos sin salida. Sus paredes medianeras eran principalmente de ladrillo y madera, herencias de antiguas viviendas; la estructura principal en forma de “U” que sujetaban los grupos de palcos, se había construido con columnas de hierro fundido y los pisos eran de madera y baldosín, el tejado tenía cubierta de teja árabe y se sostenía por unas enormes cerchas de madera. Las escaleras eran al igual de madera y las barandas de hierro fundido. Se tenía acceso al patio de butacas por 5 huecos colocados simétricamente, dos junto al escenario, dos más entre las filas 14 y 15 y una ultima posterior en el centro, frente al amplio pasillo que daba servicio a todo el patio. En las plantas superiores se repetía la misma distribución pero en su caso dando servicio a los palcos y rampas de anfiteatro. Su decoración era suntuosa pero se había venido a menos en sus últimos años, en los que además se había aquejado de falta de servicios de evacuación en caso de siniestro. El escenario que tenía una gran profundidad era completamente de madera, bajo el cual se construyó el  hueco para la orquesta. El edificio se levantaba en tres alturas de palcos más la de patio, y contaba además con tres grandes grupos de butacas de anfiteatro. Tras el escenario se encontraba un edificio destinado a oficinas de dirección y cuarto de los artistas, almacenes y demás usos generales del teatro con ventanas e iluminación directa desde  la calle de Santa Ana.  


Sección aproximada del teatro de Novedades.

La decoración del local se vio alterada en diversas reformas llevadas a cabo a lo largo de su historia. Los pisos eran de baldosín hidráulico en vestíbulos y corredores, el resto de tarima de madera. Poseía una bóveda central rematada por un gran plafón. Los terciopelos y damascos se fueron desgastando y perdió mucha categoría en los últimos años de su carrera. Contaba con un aforo aproximado de 1.500 localidades, repartidas en patio, anfiteatros y palcos de proscenio, siendo este uno de los más grandes de la capital. Se inauguró el día 13 de septiembre de 1857 con la obra de Lope de Vega “El mejor alcalde, el Rey”, interpretada por los famosos artistas José Valero, Salvador Carrión y Trinidad Vedía. Asistió al acto inaugural la familia real, Isabel II y D. Francisco de Asís. Según cuentan diarios de la época y se reafirma en algunas páginas web, en  él se representaron las mejores obras del momento, asistiendo a sus funciones lo mejor de Madrid, sainetes, comedias, zarzuelas, dramas. En 1860 las autoridades ordenaron la suspensión de la obra “Candelas” en la que se daba vida al famoso bandido Luis Candelas,  temiendo los rebrotes revolucionarios del ya extinto bandido. En su lugar se puso en escena “El alcalde Toreador”, comedia en la que en uno de sus cuadros se subía un novillo a la escena, atado con una cuerda. Una noche la cuerda se partió y el animal cayó al foso de la orquesta donde fue inmovilizado.


Plano posiblemente de planta superior firmado por Teodoro Anasagasti.

En la temporada 1889/90 comenzó a proyectar al finalizar las representaciones vistas cinematográficas, las cuales fueron tomando relevancia hasta completar programas enteros que se proyectaban de 4 de la tarde a 10 de la noche. Posteriormente fue clausurado por no cumplir las previsiones en caso de incendio; aparentemente solventadas, reanudó las proyecciones entre representaciones teatrales en 1907. Según “Madrid y el Cine” el 3 de Abril de 1918 estrenó un espectáculo musical que pretendía pasar revista al cine en Madrid. Se titulaba “Películas Madrileñas” y era original de Pedro Baños y José Manzano y la música de Francisco A. de San Felipe.
Después continuó con representaciones teatrales en las que se había eliminado la proyección cinematográfica.
La temporada 1928-1929 comenzó con la representación del sainete “La mejor del Puerto” de los Sres. Carreño y Sevilla  música del maestro Alonso. El domingo 23 de septiembre de 1928, durante la representación de las seis y media, en la que se encontraba el teatro casi lleno, durante el entrecuadro del segundo acto, aproximadamente a las nueve menos cinco de la noche, ocurrió algo inesperado. Al montarse en la escena una guirnalda de farolillos y banderolas luminosas, se produjo un  pequeño cortocircuito que prendió la decoración. El jefe de los tramoyistas al ver que ardía el telar ordenó descolgarlo para que fuese apagado, pero la orden fue entendida al revés y este subió. En unos instantes comenzaron a extenderse las llamas al resto de decorados tendidos en el telar. Los propios actores, la Srta. Morante y el Sr. Frontera protagonistas de la obra, subieron rápidamente a los cuartos de actores para dar la voz de alarma. En unos instantes todo el decorado estaba ardiendo. El servicio y actores salieron apresuradamente a la calle posterior de Santa Ana, algunos  de ellos salvando sus pertenencias. Al abrirse las puertas posteriores el fuego se avivó aún más, comenzando arder con gran fuerza, fue entonces cuando los espectadores comenzaron a percatarse del siniestro, no dio tiempo a nada, el telón comenzó a arder rapidísimamente y con una fuerte bocanada de aire se levantó inundando de llamas la embocadura. En este momento fue cuando comenzó el verdadero suceso, la gente huyó despavorida hacia las salidas, saltando por encima de las butacas sin respetar orden ni concierto, ni niños ni mujeres tenían preferencia. [...] 

El resto de la información la podrán encontrar en la página 155 de mi libro "Cines de Madrid"