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10 de septiembre de 2014

EL COLISEO PARDIÑAS, ALCALÁ PALACE O NUEVO TEATRO ALCALÁ.

En el año 1922 se presentó ante la comisión de obras del Ayuntamiento de Madrid un proyecto de construcción para un nuevo cinematógrafo que iría inserto en un edificio de viviendas. El arquitecto Luis Ferrero había diseñado una gran sala de proyecciones en un solar irregular, en esquina y con fachadas a las calles de Alcalá 90, Jorge Juan y Antonio Acuña a escasos metros de otro cinematógrafo, el Tívoli.
El complicado solar poseía un estrecho ángulo interior lo que por otra parte favorecía la ordenación de la superficie supeditando dicho espacio para el escenario, centro de las miradas de los espectadores. La entrada principal a la sala de espectáculos quedó relegada a la calle de Jorge Juan, mientras que parte de esta misma fachada, toda la perteneciente a Alcalá y la vuelta a Antonio Acuña serían ocupadas por un majestuosos edificio de viviendas desde donde también se podía acceder al local. En el proyecto original el edificio de viviendas tenía ocho alturas, de las cuales solo se construyeron cuatro por problemas de seguridad entre otros, evitando de esta forma la propagación del fuego al edificio anexo.  La fachada principal del cinematógrafo se levantó en cuatro alturas, de forma completamente simétrica de la que destacaba principalmente un gigantesco arco triunfal rematado por una galería sujeta por columnas jónicas. Bajo el gran arco tres puertas de acceso, que por otra parte no eran el único paso al interior, ya que en el edificio de la misma propiedad y colindante a este se crearon otros dos huecos con pasillo que confluían en un vestíbulo. Además se podía acceder también desde el propio portal de viviendas de la calle Antonio Acuña nº 1 o desde el propio gran café anexo.  

  

La fachada de ingreso al cinematógrafo y el original alzado del inmueble de viviendas que no se llegó a realizar en su totalidad suprimiendo las cuatro plantas superiores.

La complicada fisonomía del solar hizo que el vestíbulo principal corriera paralelo a la calle de Antonio Acuña bajo el inmueble de viviendas, dejando tan solo un pequeño espacio de tránsito en la fachada de Jorge Juan, lo cual complicaba su evacuación en caso de incendio por lo que se le concedieron las otras salidas que mencionábamos anteriormente. Se crearon varios grupos de escaleras situados en lugares estratégicos, dos de estos accesos subían directamente a la planta superior o de entrada general recorriendo el edificio de arriba a abajo, mientras que otros dos se concibieron únicamente para dar paso a las localidades de entresuelo y principal.  El patio de butacas ocupaba la mayor parte del solar, en forma de herradura se levantaban las tres plantas de palcos que abrazaban al escenario que tenía bastante fondo pero escasa amplitud lateral, complicando las representaciones teatrales. El acceso al patio de butacas se realizaba desde los diversos vestíbulos con los que contaba el local a través de seis huecos dobles situados en la parte posterior de la sala. Las 1400 butacas de madera se distribuyeron en cuatro grupos sobre un espacio en forma de pera, un pasillo central amplio, dos pasillos laterales y uno más trasversal acomodaban a los espectadores en sus localidades. Dieciocho pilares sujetaban la herradura del piso de palcos,  el arquitecto estudió muy detenidamente el proyecto evitando en todo caso que estos entorpecieran la visibilidad del escenario.


Planta baja original extraída del proyecto presentado por Luis Ferrero para el teatro Pardiñas.

La muy complicada fisonomía del edificio hizo que los aseos se instalaran bajo dos de los huecos de escalera, dándole acceso directo desde el propio patio de butacas.  Al estrecharse tanto la sala en la embocadura del edificio y al encontrarse esta en el ángulo interior del solar el acceso al escenario y las dependencias para los actores se realiza por un pasillo subterráneo que partía bajando unas escaleras desde la calle de Jorge Juan, junto a la entrada principal y corría bajo la platea hasta llegar al escenario donde subía nuevamente hasta este.
En el sótano se instalaron además la sala de calderas y cuartos de ensayo, almacén de instrumentos, así como el foso para la orquesta. Al fondo tras la escena una escalera recorría el inmueble dejando en cada planta varios camerinos con ventilación e iluminación directa a un patio posterior de forma triangular.
La decoración de la sala se realizó de un modo clásico, con abultados de escayolas en la embocadura del escenario, en los antepechos de los balcones de palcos, principal y segunda y en el amplio techo donde se formuló un gigantesco plafón retro iluminado que junto con las muchas lámparas distribuidas por la sala iluminaban el espacio. Simultáneamente a la construcción de este local y en paralelo al mismo arquitecto diseñó el teatro Rey Alfonso, actual cine Bogart con el que compartían algunos de estos elementos decorativos, tales como los adornos en los capiteles de los pilares de sustento del piso de entresuelo, muy posiblemente realizados ambos por el mismo decorador.
En la planta de entresuelo la superficie útil era muchísimo menor, sobre el vestíbulo de entrada se instaló un gran bar americano que tenía acceso independiente desde la planta baja y que además comunicaba con el vestíbulo principal de esta planta. Este vestíbulo daba servicio a los cuarenta palcos de forma muy estrecha y de un extremo al otro. A ambos lados se encontraban también los aseos masculinos y femeninos y al fondo tras el escenario y con acceso independiente otro grupo de cuartos para los artistas. En esta planta se disponían otras doscientas localidades repartidas en númeo de cinco por cada uno de los palcos.



Planta de entresuelo del teatro Pardiñas.

La planta primera o principal también estaba recorrida por el mismo pasillo que su antecesora, salvando las diferencias que esta el acceso a las gradas de espectadores se realizaba mediante tres entradas, dos laterales y una central que daban paso a otros quinientos espectadores. En este piso seis pilares entorpecían la visión del escenario, además la abocinada forma de la planta hacía que decenas de localidades tuvieran una visibilidad un tanto reducida, por no decir incompleta.



La planta primera o principal del coliseo Pardiñas.

Los aseos se emplazaron en el mismo lugar de igual forma que las dependencias para los artistas construidas tras el espacio escénico. Sobre el gran bar americano y con vistas a la calle de Jorge Juan se instaló un gran espacio de descanso y salón de fumadores.
La planta segunda estaba recorrida por un idéntico pasillo al de la planta inferior dejando los aseos y dependencias en el mismo orden, salvando como única diferencia que este tenía menos altura ya que se encontraba la prominente rampa de espectadores.  A esta planta denominada de entrada general tan solo se podía acceder desde los tiros de escalera laterales que desembarcaban en el vestíbulo y que comunicaba a su vez con las localidades por medio de cuatro huecos de dos metros cada uno. Mil espectadores más se encaramaban en lo alto de este inmueble que se inauguró con el asombroso aforo de tres mil localidades dispuestas a escuchar al orador de turno, ver un film mudo o deleitarse con alguna representación teatral.
Sin duda alguna había que indicar de esas mil localidades de la planta más alta el 60% no tenían visión de la escena completa y menos aún de la pantalla.
La cabina de proyección se situó siguiendo el eje de la sala en el centro del graderío de esta planta, teniendo acceso directo desde el vestíbulo inferior por una estrecha escalerita de hierro. El habitáculo construido exprofeso era completamente ignifugo construido con materiales que aseguraban que si ardía la cinta tan solo moriría el proyeccionista. Además de estos avances instaurados por la policía de espectáculos este local contaba con más detalles, como una cortina de agua en la escena o bocas de riego repartidas por el resto del edificio.


La planta segunda nuevo y confortable coliseo Pardiñas.

La cubierta del inmueble se realizó con estructura de hierro, tabloncillo de madera y teja plana confiriendo a vista de pájaro un singular tejado de forma circular muy fácilmente reconocible. Se había realizado siguiendo todos y cada uno de los artículos que debían cumplimentarse en este tipo de negocios e incluso superaba alguno de ellos como contar con más salidas de urgencia que las  que se establecían. Algo así sería impensable en la actualidad. Si mil personas tuvieran que haber desalojado esa tercera planta por las cuatro salidas y haber descendido por las dos escaleras, la tragedia estaba servida. Desgraciadamente a partir del siniestro del teatro de Novedades esto cambio drásticamente, reduciendo al menos significativamente el aforo en este y muchos otros locales de espectáculos que eran verdaderas ratoneras. 
Mi crítica no surge por las complejas instalaciones, al contrario pienso de Luis Ferrero realizó un maravilloso trabajo de ordenación y aprovechamiento del espacio, pero creo que el aforo era desproporcionado más aun cuando gran parte de las localidades no tenían visión completa de la escena.


Sección longitudinal de la sala. Obsérvese los diferentes grupos de localidades y la curvatura que tomó el suelo de la platea para conseguir una perfecta visibilidad.

El local estaba preparado para todo tipo de representaciones: teatrales pues contaba con un amplio escenario con telares, foso para la orquesta con cajón de resonancia; cinematográficas ya que poseía una lujosa pantalla y un sistema mudo de proyección último modelo; y sin duda alguna como magnífico oratorio, uno de los aforos más grandes de la capital, tres mil localidades.
El cinematógrafo se construyó en aproximadamente un año y en el momento de su apertura el edificio de viviendas aún no había sido concluido. El local se inauguró el día 14 de noviembre de 1924 con la proyección de los films “La película de la elegancia” en dos partes, “La voz de la mujer” en cuatro partes, y el estreno de “Patty en el granero” en dos partes también. En abril de 1925 cambió las proyecciones por representaciones teatrales y así prosiguió hasta 1930. 



El éxito estaba asegurado ya fuera para representaciones teatrales o proyecciones cinematográficas.  Pero más allá de su uso como salón de espectáculos el coliseo o cine Pardiñas, por su aforo y situación se convirtió en uno de los oratorios más populares de la época. Por el pasaron los grandes políticos del momento, Largo Caballero, Manuel Azaña, etc… En Madrid existían varios locales con impresionantes aforos. El Monumental de Atocha, el Europa de Bravo Murillo, el Real de la plaza de Isabel II y el Pardiñas eran los cuatro grandes coliseos  que llenaban hasta la bandera los oradores de turno.
 





Varios aspectos de diferentes actos e ideologías durante los años 1931, 32, 33 y 34 en el Coliseo Pardiñas
Don Manuel Azaña, momentos antes de comenzar su discurso político que en torno a diversos temas del momento pronunció el domingo último en el cine Pardiñas. (14-02-1934)

Durante  la guerra siguió acogiendo mítines republicanos de gran relevancia, a finales de 1938 cierra por daños materiales y se realiza un punto y aparte en su historia.
Al parecer el antiguo coliseo Pardiñas había acabado su periplo sucio y mugriento, tal y como los describían los diarios de la época. Era hora de dar un repaso al gigantesco auditorio y para ello, el 16 de julio de 1940 el empresario José Villar Lamoza solicita permiso para reformar el local bajo un proyecto del prestigioso arquitecto Benito Guitar Trulls. Tras varios meses de reformas se reinaugura el 15 de diciembre del mismo años con el nombre de “cine Alcalá” “Palacio del cinema” con la proyección del film “El Zar Loco”.


Las reformas consistieron principalmente en la restauración de los daños producidos durante la contienda, el cambio de sus antiguas sillas de madera por modernas butacas enteladas y la reducción de su aforo. Además se amplió su entrada tomando parte un local del edificio contiguo y creando un acceso más moderno y ordenado.
El inmueble fue arrendado por la productora Filmófono para la proyección en exclusiva de sus nuevas películas y pasó a formar circuito junto con las salas: Palacio de la Música, Salamanca, Barceló, Monumental, Argüelles, Goya, Dos de Mayo, Voy, Elcano, Numancia y Gong.



El nuevo cine Alcalá en los primeros años 40.



Interior del nuevo cine Alcalá.

En 1947 cambia de género y vuelve a las representaciones líricas y en 1949 Antonio Machín y su conjunto presentan en sus tablas un nuevo espectáculo. Festivales, proyecciones y actuaciones se intercalaban en este gran auditorio.

A partir de enero de 1966 se le denominara Alcala Palace y se dedicara principalmente a la proyección de películas en sesión continua. Tras algunas reformas que consistían nuevamente en la modificación de las butacas, accesos y modificación de panelados de las paredes, entelados y telones, el cine vuelve a abrir reluciente.
      




Varias imágenes tomadas en la puerta del local a mediados d elos años 60. En Cartel la sesión continua “Polyana” y “Viaje en Globo”

Uno de los momentos más importantes de la historia de este local sucederá en noviembre de 1975 cuando se presente la obra teatral “Jesucristo Superstar” protagonizada por Camilo Sexto y Angela Carrasco. Todo un despliegue de medios y voces incomparables en lo que se denominaba una de las primeras operas rock con más de 70 actores sobre el escenario. Se mantuvo en cartel hasta el 28 de marzo del 76 después siendo el mayor éxito teatral de la historia. A partir de ese momento   comienza a proyectar nuevamente cine con la superproducción “Sonrisas y Lagrimas”.
En septiembre de 1984 vuelve a la escena la obra más vista de todos los tiempos, y como no podía ser en otro lugar el Alcalá Palace acogerá de nuevo el evento, esta vez sin la voz de Camilo Sexto su principal interprete. Se mantiene en cartel hasta enero del 85 cuando nuevamente vuelve a proyectar cine.



 Dos imágenes del local en los años 80 con “Jesucristo Superstar” en cartel y en los 90 con la proyección del film español “Los cuatro músicos de Bremen”

El viejo y triste cine Alcala Palace se iba quedando a un lado y su inmenso aforo, reducido con los años ya no era tan cómodo. Sus fachadas desconchadas por el paso de los años y sucias por la polución llevaban años ocultas tras los cartelones de las proyecciones. En 1987 cierra como cine quedando olvidado y solamente utilizado como sala de  conferencias o para algún evento de relevancia. La última vez que abrió sus puertas exhibía en cartel un festival flamenco.



A finales del siglo XX este era el aspecto que presentaba el teatro y el edificio de viviendas anexo. Todos pensamos que este era el final de este mítico local.




Si el exterior estaba muy deteriorado el interior no iba mucho más lejos.  En la imagen vemos con claridad cómo se encontraba el patio de butacas en los años 90. Obsérvese el famoso telón metálico corta incendios bajado.

En el interior se habían liberado las primeras filas de butacas y el espacio escénico se había ampliado de una forma provisional al patio de butacas. Funcionalmente se había reducido su aforo a patio de butacas piso de palcos, entresuelo y principal, eliminado las localidades laterales de tan reducida visibilidad.

En 2001 Empresario argentino Alejandro Romay adquiere el inmueble y tras un importantísimo trabajo de reforma y consolidación del espacio se reconstruye el edificio tratando de rescatar todos los detalles perdidos. La obra corrió a cargo del estudio de arquitectura DAU, con Margarita Massó López como arquitecta principal y José Luis Pamies López como coordinador general. El espacio interior se vació y el edificio de viviendas anexo fue derribado salvando únicamente sus fachadas. Lo mismo ocurrió prácticamente con el teatro que se desmantelo salvando únicamente los pisos de palcos y graderíos. Se horadó el terreno y se construyó un piso más bajo el patio de butacas donde nacería una nueva sala de ensayos y representaciones. La embocadura del escenario se reconstruyó varios metros sobre el patio de butacas dando aún mucho más espacio a su cajón escénico. Se restauraron sus fachadas, su gigantesco tejado, se buscaron todos y cada uno de los detalles del pasado y se dotó a l espacio de los más modernos sistemas de iluminación y sonido.  El gran espacio escénico cuenta con un total de  1240 localidades repartidas en 853 en patio, 132 en palcos y 136 y 119 en entresuelo y principal.







Boceto de la fachada, sección del edificio y planta baja del  “Nuevo Teatro Alcalá”



Una impresionante imagen en la que se ve la ejecución de la obra. Obsérvese el recubrimiento de los antepechos de los balcones. Y como se construyó un nuevo cuerpo sobre la antigua embocadura dando más profundidad al campo escénico.

 

     
Dos impresionantes imágenes de los trabajos realizados bajo los pilares de sustento, ampliando de esta forma la profundidad de la cimentacion del inmueble.
  







 
 
Diferentes aspectos del proceso de restauración del edificio.

Finalmente y tras un largo y muy costoso trabajo de reforma el teatro que a partir de entonces se denominaría “Nuevo Alcalá” abrió sus puertas el 29 de enero de 2003  con el musical “Tanguera” representado en la sala principal que se denominará “Lola Membrives”
     






     
La fachada, detalle de esta, la embocadura del escenario y un aspecto general del Nuevo Alcalá, resurgido de las cenizas.

La sala 2, ubicada en el subsuelo del edificio, es un espacio polivalente que abrió el 25 de septiembre de 2003, y que se denomina María Guerrero. Con una disposición y un aire más modernos que la sala Principal, su escenario se sitúa al mismo nivel que la zona de butacas, que prácticamente lo rodean. Gracias a esta distribución, los artistas están más cerca de los espectadores, lo que hace que éstos disfruten mucho más del espectáculo.
En total, la sala dispone de 310 butacas distribuidas en cuatro tribunas telescópicas y bancadas autoportantes. Además, tiene dos camerinos con capacidad para 10 personas.



Un aspecto de la sala 2 del teatro Nuevo Alcalá.

Además cuenta con una nueva sala de ensayos en la planta más alta del inmueble con iluminación cenital y vistas a la calle de Jorge Juan.
Junto con el teatro y aunque con algunos años de retraso se reconstruyó y finalizó el edificio de viviendas anexo levantándose una alta fachada de seis alturas basada en el proyecto original no construido que había diseñado su arquitecto 80 años atrás.



 

Sinceramente es de agradecer la recuperación de este mítico lugar para el arte escenico que seguró seguira programando muy interesantes obras durante mucho más tiempo.


Agradecimientos y fuentes:
Mi más sincero agradecimiento a Carlos Mokrzycki Soengas y a Mogersa empresa constructora, por los planos y fotográfias del edificio y a Cruz Delgado por las imágenes de la fachada del inmueble.

-Archivo de Villa 25-27-3
- Madrid y el Cine: Pascual Cebollada y M. G. Santa Eulalia. Madrid 2000
-Arquitectura teatral en Madrid. Angel Luis Fernández Muñóz
- Hemeroteca Municipal de Madrid.
- Memoria de Madrid
- Oronoz
- Agencia EFE
- www.teatroalcalamadrid.com