Por más que lo hemos intentado la
cosa cada día se complica más, y es que desde Bankia dejase paralizada la obra
de transformación del antiguo cine en la segunda sala de conciertos de la
capital, hemos temido por su supervivencia.
Por otra parte la firma comercial
garantizaría y preservaría la imagen del inmueble, catalogado a nivel 1, por lo
que no podrían realizarse modificaciones ni en su fachada ni en sus interiores,
instalando en el no solo una makro-tienda sino una sala de exposiciones y
eventos.
La gran obra que Bankia había
acordado estaba prácticamente terminada, sus fachadas lucen en la actualidad
tal y como nacieron allá por 1926 y su interior ha sido reforzado, remozado y
adecuado a las nuevas tecnología salvando e incluso restaurando tal y como eran
originalmente gran parte de sus detalles originales. Además se construyó en su
azotea el sueño inconcluso de su arquitecto, una nueva sala cubierta de metal y
cristal para la cual se crearon nuevos accesos.
La resolución del Ayuntamiento
llega dos días después de que Madrid, Ciudadanía y Patrimonio solicitara una
vez más a la Dirección General de Patrimonio Histórico de la Comunidad de
Madrid que el Palacio de la Música sea declarado Bien de Interés Cultural.
Os recomiendo que visitéis los
siguientes enlaces, cuanto más ruidos hagamos, más alto se nos oirá.
La lucha esta servida, en este
Madrid ya no hay sitio para la cultura.
A continuación y a pesar que este
artículo ya se había publicado en el blog y en mi libro “Cines de Madrid”
vuelvo a colgarlo para que os deleitéis con lo que tenemos y nos quieren
quitar.
EL CINE S.A.G.E. , OLIMPIA O PALACIO DE LA MÚSICA.
Terminadas prácticamente las
obras de urbanización del segundo tramo de la Gran Vía, se solicitó el 30 de
Mayo de 1924 el permiso para la ejecución de un edificio en un solar de 1.146
m² en la avenida de Pi y Margall nº 13
con vuelta a la calle de la Abada 14. El edificio de grandes proporciones
fue encargado al arquitecto de renombre D. Secundino Zuazo Ugalde quien
diseñaría un verdadero palacio del entretenimiento para la Sociedad Anónima
General de Espectáculos, al cual se le denominó Sala Olímpia. Bajo este
seudónimo se presentaron los primeros proyectos que fueron desestimados por
algunos detalles técnicos que se centraban principalmente en el tamaño de las
salidas de emergencia y eliminación de peldaños en abanico en algunos tramos de
escalera. Finalmente se dio el visto bueno al proyecto y comenzó la
construcción de este. Se barajaron varios proyectos para sus fachadas aunque
todos eran relativamente muy semejantes. El solar de intrincada forma y con
tres fachadas vistas, fue vaciado y cimentado a la suficiente profundidad como
para crear bajo la sala de proyección, un teatro-club de espectáculos de dos
alturas.
Boceto para la fachada principal
del edificio.
La cimentación se realizó con
hormigón armado al igual que la estructura de forjados, algunos puntos fueron
reforzados con vigas de hierro que en casos llegaban a dejar huecos de luz de
hasta 25 metros. La cubierta se realizó con gigantescas vigas de hierro que
apoyaban sobre cuatro pilares maestros que sustentaban toda la estructura,
sobre la cual se proyectó un cinematógrafo al aire libre que se ejecutaría con
posterioridad. Para su fachada principal
se utilizó definitivamente un estilo barroco al que se le dio cierto aire
moderno, tal vez un tanto ecléctico al mezclar diferentes materiales y
acabados. Su fachada principal acogía dos grandes huecos de entrada al
cinematógrafo junto a los cuales se habían formado 4 nichos rematados con arcos
de medio punto, siendo toda esta cara de la planta baja realizada con mármol.
Sobre ésta se levantaban en dos alturas más, tres paños de ladrillo en los que
resaltan principalmente los huecos con vidrieras rematados con motivos
mitológicos. Culminando la fachada, un corredor a modo de porche rematado por
columnas jónicas y una magnífica balaustrada de mármol, tanto en esta planta
como en el ático.
Alzado definitivo para la fachada
a la Avenida de Pi y Margall.
El resto de fachadas a las calles
laterales se realizaron de una forma mucho más sencilla sin derroches
decorativos, compuestas principalmente de altos muros de ladrillo de los que
tan solo resaltaban molduras de piedra artificial en puertas y ventanas. El
proyecto varió según se construía eliminando algunos detalles y añadiendo
otros, entre ellos el nombre de la sala que nacería como Palacio de la Música o
sala S.A.G.E. iniciales del la Sociedad Anónima General de Espectáculos.
Fachada lateral continuada a la
calle de la Abada.
En la fachada lateral se
construirían cuatro salidas directas del patio de butacas y dos más de desalojo
de las plantas superiores y sótanos.
Detalles de acabados de
estructura y forja de la puerta derecha de la fachada principal del local.
Detalle de uno de los tres paños
de ladrillo y ventanas que decorarían la fachada principal a la Avenida de Pi y
Margall.
Como hemos citado anteriormente
el ingreso a la sala se realizaba desde dos puertas instaladas en la fachada principal
y una más en la lateral de la Abada, dando
paso a un gigantesco vestíbulo dónde se había construido una escalera de
desalojo general de las plantas superiores y el sótano.
Sección del Palacio de la Música,
obsérvese en la imagen las dos plantas inferiores destinadas a Sala de fiestas,
las cuatro siguientes ocupadas por el cinematógrafo y el ático en donde se
pensaba instalar un cine al aire libre.
Durante su construcción
sucedieron algunos imprevistos, del que destacamos el ocurrido en la madrugada
del día 4 de Diciembre de 1925, cuando las obras ya estaban muy avanzadas y
quedaban pocas semanas para su apertura. En mitad de la noche, el forjado de la
última planta que cubría la sala se desplomó súbitamente llevándose por delante
todo lo que encontró a su paso, y arrancando parte del muro medianero con una
antigua casa vecina. Esto provocó la muerte de un vecino y cuantiosos daños
materiales, ya que el inmueble estaba prácticamente terminado, ante lo cual el
Sr. Zuazo se vio en la obligación de modificar por completo el proyecto y
reforzar la sujeción del forjado eliminando de una vez la idea de instalar en
su terraza una sala de verano.
Muchas fueron las publicaciones
que se hicieron eco del siniestro, algunas de ellas añadían que aún no se
habían realizado las pruebas de sobrecarga en la terraza, con lo cual no estaba
todavía probada la eficiencia del proyecto.
Una imagen del siniestro.
Portada del periódico ABC un día
después del suceso. Obsérvese los cuantiosos daños materiales que hundieron
hasta el forjado del patio de butacas llenando de escombros la sala de fiestas.
Estado en el que quedó la
vivienda vecina donde falleció su propietario.
Debido al incidente las obras se
paralizaron y se presentó un segundo proyecto en 1926, con el que se reanudó la
construcción y se reforzaron las partes ya existentes, lo cual demoró la
apertura hasta 1928.
Nueva sección del Palacio de la
Música en 1926. Las zonas marcadas en rojo fueron las modificadas entre las que
cabía destacar la construcción de una bóveda sobre la sala con lo que se
desestima definitivamente la construcción de una terraza.
Fachada principal del cine
S.A.G.E. o Palacio de la Música, obsérvese las tres puertas de entrada al
edificio.
El vestíbulo estaba ricamente
decorado y era la antesala del edificio en la que se demostraba la suntuosidad
del local. Suelos de mármol, zócalos del mismo material, paredes y techos
decorados con ricos abultados de escayola pintados en tonos dorados y mil
detalles más de buen gusto a la altura de su nombre. En el centro del vestíbulo
se encontraba la puerta principal a la sala flanqueada por dos medias columnas.
Una esplendida imagen del
vestíbulo de entrada al cine. Obsérvese en su fondo las taquillas.
La puerta principal instalada en
el vestíbulo.
Proyecto inicial de planta baja
para el cine Palacio de la Música. Sobre este se realizaron algunas
modificaciones aunque la idea principal siempre fue la misma.
Proyecto definitivo del Palacio
de la Música, obsérvese las mínimas diferencias con el anterior.
Tras la puerta principal un
magnífico y gigantesco vestíbulo daba acceso a los diferentes servicios de la
sala. El local estaba exquisitamente decorado y no se escatimó en detalles.
Suelos de mármol, escaleras del mismo material, techos con ricas lámparas,
pilastras y columnas de materiales nobles. A derecha e izquierda dos escaleras
de acceso directo y único al entresuelo, detalle que hacía presagiar que las
localidades más altas por lo tanto las más baratas del principal, tenían acceso
desde la calle lateral o a través de la escalera principal de desalojo situada
en el vestíbulo. También había en el frente de este gran salón de descanso tres
puertas de ingreso al patio de butacas y una salida directa de emergencia a la
calle lateral.
El patio de butacas era muy ancho
y se iba estrechando hacia la embocadura de su escenario. Este se había
rematado con un arco de medio punto en el que se habían realizado esmerados
trabajos de artesonado y escayola que tuvieron que ser reconstruidos tras el
siniestro. A ambos lados del hueco del escenario se instalaron los tubos de un
órgano, elemento decorativo sin
precedentes y que se utilizaría para los conciertos que en el local se
esperaban representar.
La embocadura del escenario del
Palacio de la música, a ambos lados los tubos del órgano.
El resto de la sala estaba
decorada de igual modo que los vestíbulos, paredes enteladas y con recargados
trabajos de madera y escayola, pinturas en tonos dorados y pastel de los que
cabía destacar los parapetos de las plantas de entresuelo y principal.
Imagen de los pisos de entresuelo
y principal tomada desde uno de los palcos laterales.
Delante del escenario se
construyó el foso para la orquesta a pesar de que el espacio escénico era muy
pequeño y en él no se podrían representar obras teatrales; pero recordemos que
en esta época el cine aún no era sonoro por lo cual necesitaría de un
acompañamiento instrumental. El pequeño pero muy importante escenario, tenía
superficie de medio círculo y estaba abovedado, realizándose en su culminación
un importante trabajo de artesonado, en su fondo tres huecos flanqueados por
dos columnas de mármol estilo jónico al igual que las de su fachada. Este se
cubría con un telón de terciopelo, suponiendo también que contaba con una pantalla
de cine que se recogía en la parte superior.
Los accesos a las localidades de
entresuelo de realizaban como hemos mencionado anteriormente, desde el
vestíbulo principal por dos tiros de escaleras, existiendo también la posibilidad de subir en un elevador
situado junto a la salida de la calle de la Abada. Para el desalojo de la
planta de entresuelo se utilizaba la escalinata principal que conducía al
vestíbulo de la calle y la lateral que servía a su vez de acceso a los pisos
más altos.
El escenario del local preparado
para una actuación musical.
Como citábamos anteriormente
subiendo por las escaleras laterales se llegaba directamente hasta el
entresuelo por dos huecos, uno a cada lado de este. Desde aquí se accedía a las
localidades y a los palcos. Se habían distribuido por toda la planta lámparas
de iluminación indirecta en sus techos y paredes. El suelo era de tarima de
madera y ascendentemente iba distribuyendo las butacas. Junto al grupo de palcos del lado derecho se
encontraba una salida a una sala de descanso lateral, con acceso a los retretes
y salida de emergencia a la calle de la Abada. Dos largos pasillos subían hasta
la parte más alta de las localidades donde separados por la artística cabina de
proyección, había dos puertas de entrada al café-bar. En el techo del
entresuelo y a su vez forjado del piso principal, se habían realizado preciosos
artesonados que se iluminaban de una forma indirecta por medio de lámparas
ocultas, como en este caso dentro de un jarrón que a su vez servía de elemento
artístico. La planta de entresuelo se extendía en forma de semiherradura
dejando a ambos lados de este los palcos, en concreto cuatro por lado. Se había
separado del resto de las localidades mediante ricas telas y esmerados trabajos
de ebanistería y en ellos se habían instalado sillas movibles para poder
adecuar su posición respecto a la escena. Todas las butacas del local estaban
realizadas con armadura de madera y caras telas aterciopeladas a rayas.
Detalle del artesonado en el
techo de entrada a la planta de entresuelo. El jarrón situado en el centro de
la imagen, además de servir de objeto decorativo, era una lámpara indirecta que
iluminaba el majestuoso trabajo de carpintería.
Proyecto inicial ligeramente
modificado para la planta de entresuelo del Palacio de la Música.
Detalle de los palcos de la
planta de entresuelo. Destacar el esmerado trabajo que se realizó en los
parapetos, techos y paredes del local.
En la parte más alta del
entresuelo y como ya hemos mencionado anteriormente había dos puertas de
entrada al salón de descanso y ambigú del café. Era una sala alargada con el
techo abovedado y decorado con frescos de colores, la sala estaba iluminada por
luz cenital que entraba a raudales por los amplios ventanales a la avenida
principal.
Un detalle de uno de los
descansos del madrileño Palacio de la Música.
Como hemos indicado el acceso a las localidades del segundo
entresuelo o principal se podía realizar de tres formas diferentes: la primera
desde la escalera principal instalada en el vestíbulo junto a las puertas de
entrada, que daba servicio a todas las plantas y servía principalmente de
desalojo; la segunda desde la escalera lateral a la calle de la Abada, que también
comunicaba con todas las plantas; y la tercera a través del elevador instalado
en el vestíbulo de descanso principal. Las butacas del principal también se
habían colocado sobre tarima de madera, pero este tenía mucha más pendiente que
el anterior, facilitando la visión desde cualquiera de sus localidades.
Una imagen tomada desde lo más
alto del segundo anfiteatro, como se puede observar no había impedimento alguno
en la visión del escenario.
En los laterales al igual que en
la planta inferior se habían instalado los palcos, estos con menor suntuosidad
pero al igual con una privilegiada visión del escenario. En lo más alto de los
largos pasillos que recorrían las localidades del principal, se encontraban dos
puertas de salida a la terraza cubierta con vistas a la Avenida de Pi y
Margall. En un lateral de esta terraza se encontraba la escalera principal de
desalojo.
El techo de la sala se había
rematado con una decoración espectacular, al igual que el resto del local donde
predominaban elementos del barroco y
renacimiento español. Se había realizado una magnífica bóveda de escayola desde
donde se proporcionaba de una forma indirecta, una perfecta iluminación de toda
la sala.
Imagen de la bóveda construida en
el centro del techo de la sala que se iluminaba de una forma progresiva e
indirecta para no dañar la vista de los espectadores.
El local tenía una capacidad
total de 2.000 espectadores siendo uno de los más grandes de Europa. A pesar de
todos los problemas que surgieron en su construcción abrió definitivamente el
día 14 de Noviembre de 1928 con el film “La Venus Americana”, proyección que se
vio acompañada por una orquesta dirigida por el maestro Bautista. El día
anterior se dio un concierto inaugural dirigido por el profesor Lasalle con 100
profesores.
Sus dos plantas de sótano estaban
ocupadas como dijimos al principio de este capítulo por una sala de fiestas de
suntuosa decoración que se vio en parte destruida por el incidente de 1.925.
Inaugurado a la vez que el cinematógrafo, comienza su andadura la magnífica
sala de fiestas Teatro-Club. Esta tenía dos pisos de altura y poseía una
espectacular pista de baile en forma circular rodeada de columnas de
mármol que tenía doble altura, recorrida
en su parte superior por una excepcional balaustrada de la primera planta de
sótano. Se accedía hasta el local a través de la escalera instalada en el vestíbulo
principal o desde la de servicio en la calle de la Abada. Contaba con todos los
adelantos del momento y en ella se celebraban cada fin de semana largas
jornadas de baile al son de varias orquestas, alternándose con temporadas de
representaciones teatrales.
Diseño original de plantas de
segundo y primer sótano destinadas a la sala de fiestas.
La sala de fiestas adecuaba
además su espacio a los más variopintos usos, entre ellos exposiciones como la
celebrada durante varios años a partir de 1945 conocida como “Hogar y Confort”,
en ella podíamos encontrar los últimos adelantos para la vida cotidiana como
cocinas eléctricas, aspiradores y demás aparatos eléctricos. En el año 1950 se
celebró en el recinto la Exposición de Muestrario Industrial algo parecido a lo
anterior, esta vez más centrado en los negocios de hostelería.
En 1954 encontramos una curiosa noticia en la que nos
cuenta como la sala se convierte en un
improvisado “ring” para peleas de gallos, suponemos que acompañadas de
sus hoy prohibidas apuestas. Durante todo este tiempo el local siguió
funcionando como sala de fiestas cambiando de nombre en diversas ocasiones. De
Teatro Club, nombre con el que nació pasó a llamarse Itálica, durante el periodo comprendido entre 1940 a 1960, con
posterioridad se le conoció como Club Representaciones,
hasta que en 1964 vuelve a retomar el nombre original de Teatro Club, con el
que aparece en los periódicos hasta 1970. Después se le pierde la pista, quizás
funcionase como discoteca pero terminó desapareciendo.
Por otra parte el cine seguía
funcionando con normalidad introduciendo algunos adelantos como el sonoro, con
la película “La Canción de Paris” el 3 de Octubre de 1929.
Fachada del cine en los primeros
años 30.
El cine SAGE ya convertido en el
Palacio de la Música cosechó grandes éxitos hasta la tarde del martes 22 de
noviembre de 1932, en la que se proyectaba el film “Las calles de Nueva York”,
sesión en la que se desencadenó un violento incendio en su escenario en el
momento en el que la sala se encontraba llena. La evacuación se realizó rápida
y ordenadamente, incluso se afirmaba que los hombres cedían el paso a las
mujeres y gracias a los excelentes sistemas de evacuación con los que contaba
el local, no se produjeron daños
personales, pero sí materiales, destruyéndose por completo la embocadura del
escenario, el podium para orquesta y el
famoso órgano. La embocadura del
escenario se modificó sustancialmente y el órgano fue sustituido por molduras
decorativas de escayola que a su vez servían de iluminación indirecta para la
sala.
El local reabrió el 18 de Febrero
de 1933, funcionando desde la fecha con normalidad, incorporándose cada cierto
tiempo mejoras en iluminación, proyección y sonido, como la realizada en 1954
en la que se incorporó una nueva forma de proyección conocida como Vistavisión
lo que sería un anticipo al Cinesmacope. También añadir que en esta sala se
proyectó el día 6 de Octubre de 1941 la primera película largometraje de
dibujos animados titulada “Blancanieves y los siete enanitos” de Walt Disney permaneciendo en cartel tres meses.
Momento en el que unos operarios
modifican las letras luminosas de neón en la fachada del cine.
Por otro lado su fachada no
sufrió ninguna modificación, salvo que progresivamente las carteleras iban
siendo más grandes e iban escondiendo parte de su monumental fachada.
En Enero de 1942 se estrenó en
este local la película “Raza” una superproducción española que sintetizaba el
ideario del buen español desde la perspectiva del régimen dictatorial de
Francisco Franco en los primeros años de la posguerra, a través de la historia
de tres hermanos y sus vicisitudes durante la guerra civil. Dirigida por José
Luis Sáenz de Heredia y con guión técnico del mismo director a partir de un
argumento de Jaime de Andrade, seudónimo bajo el que se ocultaba el general
Francisco Franco.
Pasó por manos de diferentes
propietarios comenzando por la empresa SAGE bajo gerencia de Juan Muñoz entre
los años 1924 a 1929, con posteridad ya en 1943 pasó a manos de Filmófono. En
1960 sería Rafael Mateo Tari su gerente, hasta que pasó a la familia Bautista
Soler Crespo con el que llegaría hasta su fin.
La sala como decimos fue
reformándose con el transcurso de los años, en 1960 sufre otra importante
reforma a cargo de D. Secundino Zuazo Ugalde arquitecto original del edificio y
Javier de Zuazo Bengoa en la que se ensancha la embocadura de la pantalla
incorporándose las proyecciones en cinemascope. Posiblemente al llevarse a cabo
la reforma por el propio arquitecto evita que se destruya la idea original
conservándose prácticamente en su totalidad tras la reforma, salvo la embocadura
de la pantalla que como decimos fue completamente remozada.
Interior del Palacio de la Música
allá por años 70.
Varias imágenes de la fachada en los
años 70 y 80.
En 1984 se realizó el vaciado
total de la sala de fiestas de sus sótanos cerrada ya hacía años y se
construyeron dos nuevas salas con aforos diferentes, destruyendo completamente
el teatro instalado en sus sótanos. Para dejar completamente diáfano el espacio
se sustituyeron las antiguas columnas de mármol por vigas de hierro que
sujetarían la cúpula de la antigua pista de baile, se subdividió y finalmente
abrió sus puertas sin haber alterado para nada la fisonomía de la antigua sala
con aforos en la sala 1 o principal de 1.750 butacas, en la sala 2 de 668 y en
la sala 3 241 localidades, proyectando las películas “Feroz”, “Piezas asesinas”
y “Playboy en paro”.
Señalar que en su fachada tan
solo se modificó la planta baja construyéndose nuevos huecos de entrada y
modificándose los existentes creando accesos y salidas de emergencia para las
salas inferiores. También se creó un espacio para local comercial aprovechando
parte del área del vestíbulo principal.
Fachada de los Cines Palacio de
la Música ya en el siglo XXI.
Parece que a pesar de la reconversión en varias salas del ya anciano Palacio de la Música, el negocio no prosperó y fue cayendo vertiginosamente hasta estrellarse definitivamente el día 22 de Junio de 2008 con las películas en cartel “Antes de que el diablo sepa que has muerto” sala 1, “88 minutos” sala 2 y “Black Jack”en la 3, a las que acudieron los últimos 125 melancólicos espectadores. Era un final que se presagiaba ya hacía tiempo pero que ninguno supimos detener.
Trascurridos algunos años y tras firmar el acuerdo con Bankia el edificio se comenzó a desmantelar para dar paso a las importantes obras de reforma.
El espacio que había ocupado la sala de fiestas y que con posterioridad se dividió en dos salas de proyecciones completamente diáfano. En el techo quedan rastros de la antigua y original fisonomía de la sala de fiestas.
Tres aspectos del interior de la sala sin sus butacas ni la pantalla. Sus paredes tristes y oscuras esperaban un prospero final que se ha visto truncado.
La terraza o azotea del edificio una vez se desmontó la cubierta preparándose para la instalacion de la nueva sala.
El resto de los detalles de consolidación del inmueble, asi como cientos de imagenes de los trabajos de reforma se pueden encontar en la siguiente página:
Agradecimiento muy especial a Fran Hernandez y a su iniciativa "Salvaguardar el uso exclusivamente cultural del Palacio de la Música" y a la "Asociación Madrid Ciudadania y Patrimonio".
Fuentes:
- Wikipedia.
- Madrid y el Cine. Pascual Cebollada y Mary G. Santa
Eulalia. 2000. Comunidad de Madrid.
- Archivo Villa de Madrid. 16-112-1 y
41-286-23.
- Arquitectura Española 1928 nº 24 “El Palacio de la
Música”
- Urbanity.
- Arquitectura teatral en Madrid. Ángel Luis Fernández
Muñoz. 1988. Editorial El Avapies.
- Madrid. Espasa Calpe. Tomo IV. Puerta del Sol -
Villa de Vallecas.
- Oronoz. Archivo fotográfico.
- Arquitectura de Madrid. Casco histórico. COAM
Hola David,
ResponderEliminarPropongo iniciar la convocatoria de una movilización frente al cine, a través de los blogs de temática madrileña. Hay que hacer ruido ante este tema tan lamentable.
Saludos
Hola Antonio, muchas gracias por tu comentario.
EliminarEstamos en manos de Madrid Ciudadania y Patrimonio, cuando ellos que marchemos así lo haremos.
Yo desde cines de Madrid os mantendré informados.
Un saludo.
Recibid todo mi apoyo desde Tarragona por esta lamentable decisión. Todo lo que esté en mi mano a 500 kilómetros de distancia intentaré llevarlo a cabo. El ayuntamiento de Madrid no merece el respeto de sus conciudadanos.
ResponderEliminarPerdona Jordí, el mensaje entró en spam y no lo vi, ya me extrañaba a mi.
EliminarRecibimos tu apoyo aunque sea en la distancia.
Un abrazo.
Es una pena que "nuestros" políticos se estén cargando día a día nuestro patrimonio a base de especulaciones que solo benefician a unos pocos. El Palacio de la Música debe de ser usado para lo que se creó.
ResponderEliminarEn el barrio de Chamberí, también recuerdo el cine Voy, en Alvarez de Castro, al lado de donde hoy está una tienda de motos Harley Davidson, y el Iris, al comienzo de Guzmán el Bueno, que tenía cine de verano incluso. El cine Pelayo estaba en la esquina de Fernández de los Ríos con Gaztambide, y era de los más baratos, junto al Quevedo.
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