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4 de mayo de 2010

EL CINE REX. (Un pequeño tesoro en la cuerda floja)


En el tercer tramo de la Gran Vía, en ese momento conocido como avenida de José Antonio, en un solar en esquina con la calle de Silva, el ya afamado arquitecto D. Luis Gutiérrez Soto, proyectó la construcción de un magnífico edificio para hotel, y locales comerciales en 1943. Este proyecto fue modificado en 1944 antes de su construcción para sustituir parte de los locales comerciales, por una pequeña sala de cinematógrafo y una sala de fiestas en su planta sótano.  El edificio se levantó en diez alturas más la baja y los dos sótanos, realizándose su estructura totalmente en hormigón armado con fachadas en ladrillo fino visto y pilastras de granito. Ocupó un solar en esquina muy abierta creando una fachada prácticamente plana que terminaba de camuflarse con la continuidad de los materiales y su fisonomía.



Fachada continuada del primer proyecto no realizado  a la Avenida de José Antonio 43 duplicado y a la calle Silva 16.

A mediados de 1944 comenzaron las obras y un año después el edificio estaría casi terminado, abriendo en primer lugar el cine, con posterioridad el hotel y años  más tarde la sala de fiestas. 

 
Proyecto definitivo para la fachada del edificio Rex, donde se instalarían un hotel, un cine, y una sala de fiestas con el mismo nombre y dos locales comerciales de varias alturas.

El cine, de una intrincada distribución, se construyó en la parte interior del solar dejando su entrada principal a la avenida de José Antonio y una salida de emergencias a la calle de Silva. La sala que se estimaba con aforo aproximado de 500 espectadores se construyó al revés de lo habitual, dejando la pantalla de espaldas a la entrada y los anfiteatros en su fondo. Junto a la puerta de entrada al hotel en el nº 43 duplicado de la citada avenida, se realizó un amplio hueco de entrada a la sala de cine. En los planos adjuntos a este articulo, aparece en ese mismo hueco una entrada a la sala de fiestas situada en los sótanos, pero hay una gran controversia a este respecto ya que en ninguna de las fotografías de la época se llega a vislumbrar, por lo que da que pensar que esa entrada no se construyó realmente en ese lugar, si no que se trasladó a la entrada principal del hotel accediéndose desde esta. No obstante no es el único detalle ilustrado en los planos que no se llevó a cabo, si no que en el hall de entrada no aparecen tampoco una semirotonda flanqueada por columnas que realmente sí que existió desde el primer momento. Por lo tanto dudamos en como sería la originaría entrada del local ya que no hay ninguna imagen ni plano fiable con el que podamos contrastarlo.


Planta baja del edificio, obsérvese la entrada a la sala atravesada por la sección A-B, esa escalinata al sótano no se construyó en ese lugar.

Por lo tanto llegamos a deducir que el pórtico de fachada que ostenta en la actualidad es el original, construido en su totalidad en mármol y granito, dejando en su lateral derecho un pequeño habitáculo destinado a la taquilla. Traspasando las puertas de entrada nos encontrábamos un espacio bastante amplio y de dos pisos de altura, ya que ocupaba la baja y el entresuelo, y  decorado de una forma muy elegante, pisos de mármol, paredes con abultados y pilastras de escayola, cuatro columnas de  piedra artificial de estilo jónico, y magníficos trabajos de escayola en los techos de los que pendía una gran lámpara de cristales. Todo el espacio estaba decorado con estuco al fuego, técnica que había dejado de utilizarse hacía ya tiempo y que le confería a la estancia un exquisito gusto. [...] 

El resto de la información la podrán encontrar en la página 126 de mi libro "Cines de Madrid"

18 de abril de 2010

EL CINE COLISEUM. (El mejor ejemplo del Broadway Español)

 
En el recién inaugurado tercer tramo de la Gran Vía, conocida en esos momentos como avenida de Eduardo Dato, se construiría en los primeros años 30 uno de los mejores teatros de la capital que además ofrecía el servicio de cinematógrafo y sala de conciertos.  El solar que tenía 18 metros escasos de fachada a la Gran Vía se desarrollaba como un largo corredor de 32 metros, hasta desembocar en un espacio de forma trapezoidal que se afilaba en su parte más profunda y con fachadas a las calles posteriores del General Mitre con 46,20 metros de fachada y otros 19,65 a la calle de San Ignacio.
La sala de espectáculos por lo tanto, iba a estar inserta en un edificio con fachada a la Gran Vía que serviría de entrada principal y donde se configurarían sus amplios vestíbulos, mientras que el patio de butacas y demás servicios quedaban en la parte posterior lo cual les dotaban de accesos y salidas de urgencia a las calles posteriores.


 Fachada principal del edificio.

El famoso compositor español Don Jacinto Guerrero propietario del solar, encomendó la construcción del edificio a los ya afamados Arquitectos D. Pedro Muguruza y D. Casto Fernández Shaw que realizarían un proyecto impecable. Se construyeron en el solar dos edificios de viviendas además del teatro, uno de lujo con entrada desde el Paseo de Eduardo Dato y otro más sencillo  en la calle posterior del General Mitre, conformándose además en los sótanos del primero, una sala de baile. El edificio se construyó enteramente con estructura de hormigón armado; el inmueble de viviendas se elevó en diez alturas  mientras que el teatro contaba con patio, entresuelo y principal con un aforo total de 1.740 localidades.


Fachada principal del edificio a la avenida de Eduardo Dato durante su construcción. Obsérvese que aunque el edificio estaba aún inacabado, sobre la marquesina ya aparecía el reclamo de que próximamente se  instalaría una nueva sala de espectáculos.


Detalles de la construcción de los anfiteatros del cinematógrafo. Véase la sobrecarga realizada con sacos de tierra para simular el peso de los espectadores. Siempre que se realizaban estas pruebas, las cargas se comprobaban al doble del peso que debía aguantar, asegurándose así un perfecto sustento de la estructura.


Impresionante imagen tomada desde lo más alto del edificio, se ve claramente el patio de butacas, el entresuelo y el principal, además de la embocadura del escenario y el muro divisorio construido completamente en hormigón armado.


La superviga de hormigón armado que sujetaría el anfiteatro.

La fachada principal estaba claramente influenciada por la arquitectura norteamericana  al estilo del  “Rockefeller Center” pero en miniatura, tal y como admitió el propio Castro Fernández Shaw; este simulaba una alta cascada de luz que caía sobre la marquesina del cinematógrafo.[...] 

El resto de la información la podrán encontrar en la página 80 de mi libro "Cines de Madrid"

28 de marzo de 2010

EL TEATRO DE NOVEDADES. (La Mejor del Puerto, lo peor de Madrid)


En la calle de Toledo, frente al antiguo mercado de la Cebada, en el distrito de la Inclusa, se inauguró en 1857 el Teatro de Novedades. Solar con una dilatada carrera, en él, hasta donde llegamos a saber, se situó un cuartel de caballería, que fue reconvertido hacia 1856 en manos del empresario Sr. Serrate en el Circo Olímpico, el cual no tuvo mucho éxito. Posteriormente y derribando por completo las anteriores edificaciones se levantó un nuevo local conocido  como el Teatro de Las Tres Gracias, con posterioridad se le denominó  Teatro de Novedades. El local estaba inserto en un edifico de vecinos a la altura exacta del actual nº 77  de la calle de Toledo, tenía también acceso posterior desde la calle Santa Ana y una tercera entrada muy estrecha a través del bar  que a su vez comunicaba con la calle de las Velas.


Localizacion del teatro de Novedades sobre el plano de Carlos Ibañez e Ibañez de 1872. (Imagen cedida por Historias Matritenses)


A través de un angosto y muy largo pasillo de entrada accedíamos hasta el vestíbulo principal, que tenía forma de “T”, este espacio se repetía igualmente en las dos plantas siguientes, teniendo el último por cubierta, una bóveda lucernario de hierro y cristal que alumbraba el recóndito espacio. El patio de butacas se desarrollaba paralelamente al vestíbulo  más largo, en un de los laterales  se encontraba el café. El local que se había construido en el interior de un patio, tenía luz por tres de sus caras. Desde el vestíbulo o corredor principal se podía acceder hasta otro vestíbulo donde se había construido una escalera de acceso a los pisos más altos y bajo la cual, se habían instalado los retretes.


Planta baja del teatro de Novedades en su última época.
 

Alzado, planta y perfil de las bóvedas que remataban en los pisos más altos los vestíbulos principales del teatro.

Desde aquí y desde el vestíbulo principal se tenía acceso a un corredor en forma de “U” que recorría todo el perímetro de la sala e iba dando servicio a los palcos y anfiteatros. En este corredor había dos escaleras más; una de ellas en un lateral del anfiteatro, y otra en un tortuoso esquinazo interior del local. Este edificio a pesar de que fue prácticamente reconstruido, sufrió muchas alteraciones y anexiones de viviendas contiguas que iban ampliando el local, por esta razón los accesos eran en su mayor parte intrincados pasillos sin salida. Sus paredes medianeras eran principalmente de ladrillo y madera, herencias de antiguas viviendas; la estructura principal en forma de “U” que sujetaban los grupos de palcos, se había construido con columnas de hierro fundido y los pisos eran de madera y baldosín, el tejado tenía cubierta de teja árabe y se sostenía por unas enormes cerchas de madera. Las escaleras eran al igual de madera y las barandas de hierro fundido. Se tenía acceso al patio de butacas por 5 huecos colocados simétricamente, dos junto al escenario, dos más entre las filas 14 y 15 y una ultima posterior en el centro, frente al amplio pasillo que daba servicio a todo el patio. En las plantas superiores se repetía la misma distribución pero en su caso dando servicio a los palcos y rampas de anfiteatro. Su decoración era suntuosa pero se había venido a menos en sus últimos años, en los que además se había aquejado de falta de servicios de evacuación en caso de siniestro. El escenario que tenía una gran profundidad era completamente de madera, bajo el cual se construyó el  hueco para la orquesta. El edificio se levantaba en tres alturas de palcos más la de patio, y contaba además con tres grandes grupos de butacas de anfiteatro. Tras el escenario se encontraba un edificio destinado a oficinas de dirección y cuarto de los artistas, almacenes y demás usos generales del teatro con ventanas e iluminación directa desde  la calle de Santa Ana.  


Sección aproximada del teatro de Novedades.

La decoración del local se vio alterada en diversas reformas llevadas a cabo a lo largo de su historia. Los pisos eran de baldosín hidráulico en vestíbulos y corredores, el resto de tarima de madera. Poseía una bóveda central rematada por un gran plafón. Los terciopelos y damascos se fueron desgastando y perdió mucha categoría en los últimos años de su carrera. Contaba con un aforo aproximado de 1.500 localidades, repartidas en patio, anfiteatros y palcos de proscenio, siendo este uno de los más grandes de la capital. Se inauguró el día 13 de septiembre de 1857 con la obra de Lope de Vega “El mejor alcalde, el Rey”, interpretada por los famosos artistas José Valero, Salvador Carrión y Trinidad Vedía. Asistió al acto inaugural la familia real, Isabel II y D. Francisco de Asís. Según cuentan diarios de la época y se reafirma en algunas páginas web, en  él se representaron las mejores obras del momento, asistiendo a sus funciones lo mejor de Madrid, sainetes, comedias, zarzuelas, dramas. En 1860 las autoridades ordenaron la suspensión de la obra “Candelas” en la que se daba vida al famoso bandido Luis Candelas,  temiendo los rebrotes revolucionarios del ya extinto bandido. En su lugar se puso en escena “El alcalde Toreador”, comedia en la que en uno de sus cuadros se subía un novillo a la escena, atado con una cuerda. Una noche la cuerda se partió y el animal cayó al foso de la orquesta donde fue inmovilizado.


Plano posiblemente de planta superior firmado por Teodoro Anasagasti.

En la temporada 1889/90 comenzó a proyectar al finalizar las representaciones vistas cinematográficas, las cuales fueron tomando relevancia hasta completar programas enteros que se proyectaban de 4 de la tarde a 10 de la noche. Posteriormente fue clausurado por no cumplir las previsiones en caso de incendio; aparentemente solventadas, reanudó las proyecciones entre representaciones teatrales en 1907. Según “Madrid y el Cine” el 3 de Abril de 1918 estrenó un espectáculo musical que pretendía pasar revista al cine en Madrid. Se titulaba “Películas Madrileñas” y era original de Pedro Baños y José Manzano y la música de Francisco A. de San Felipe.
Después continuó con representaciones teatrales en las que se había eliminado la proyección cinematográfica.
La temporada 1928-1929 comenzó con la representación del sainete “La mejor del Puerto” de los Sres. Carreño y Sevilla  música del maestro Alonso. El domingo 23 de septiembre de 1928, durante la representación de las seis y media, en la que se encontraba el teatro casi lleno, durante el entrecuadro del segundo acto, aproximadamente a las nueve menos cinco de la noche, ocurrió algo inesperado. Al montarse en la escena una guirnalda de farolillos y banderolas luminosas, se produjo un  pequeño cortocircuito que prendió la decoración. El jefe de los tramoyistas al ver que ardía el telar ordenó descolgarlo para que fuese apagado, pero la orden fue entendida al revés y este subió. En unos instantes comenzaron a extenderse las llamas al resto de decorados tendidos en el telar. Los propios actores, la Srta. Morante y el Sr. Frontera protagonistas de la obra, subieron rápidamente a los cuartos de actores para dar la voz de alarma. En unos instantes todo el decorado estaba ardiendo. El servicio y actores salieron apresuradamente a la calle posterior de Santa Ana, algunos  de ellos salvando sus pertenencias. Al abrirse las puertas posteriores el fuego se avivó aún más, comenzando arder con gran fuerza, fue entonces cuando los espectadores comenzaron a percatarse del siniestro, no dio tiempo a nada, el telón comenzó a arder rapidísimamente y con una fuerte bocanada de aire se levantó inundando de llamas la embocadura. En este momento fue cuando comenzó el verdadero suceso, la gente huyó despavorida hacia las salidas, saltando por encima de las butacas sin respetar orden ni concierto, ni niños ni mujeres tenían preferencia. [...] 

El resto de la información la podrán encontrar en la página 155 de mi libro "Cines de Madrid"

14 de marzo de 2010

EL CINE CONSULADO. (El gran buque de la familia Reyzabal).

 
El Cine Consulado fue un proyecto del arquitecto D. José Luis Sanz Magallón, llevado acabo entre 1960 y 1961, que se construiría en un solar ocupado por un antiguo edificio de viviendas en la calle de Atocha nº 38, muy cerca de la Plaza de Antón Martín con 39,90 m. de fachada y 45,30 m. de fondo. Este mismo arquitecto había terminado recientemente con gran éxito otro local, el Cine Ciudad Lineal, en la calle López de Hoyos también propiedad de la familia Reyzabal. El edificio de líneas modernas y con un interior elegante y suntuoso, se realizaría con estructura de hormigón armado y estaría dividido en tres actividades diferenciadas, la primera una sala de fiestas en sus sótanos, la segunda una sala para cinematógrafo, y una tercera destinada a  oficinas privadas. Sus fachadas eran parcas en decoración, la planta baja estaba compuesta por grandes huecos acristalados que iluminaban el vestíbulo de entrada, las tres siguientes eran un muro de ladrillo visto sin ningún tipo de decoración, y las dos últimas estaban compuestas por una larga fila de ventanales correspondientes a las plantas de oficina. Sobre todas las puertas de entrada tanto a la sala de fiestas como al cine, se extendió una gran marquesina bajo la que se colocarían para reclamo de los clientes, grandes carteleras con el film en proyección.


El cine consulado en su primera etapa en los años 60.

En los extremos de la fachada se encontraban las puertas de acceso y desalojo de la sala de fiestas, en la parte central un gran hueco con seis puertas de dos hojas de cristal de entrada y desalojo del cine. El resto de la fachada estaba ocupada por las taquillas del cinematógrafo y la sala de fiestas.


Planta baja del edificio.

El vestíbulo era muy elegante y moderno, estaba solado en mármol de varios colores formando rectángulos, las paredes estaban forradas de tableros de madera y cristales. Las escaleras estaban sujetas por una estructura de hormigón armado en su centro, los peldaños eran grandes planchas de hormigón y mármol y no tenían guardavivos, dando más diafanidad a la estancia. Barandillas metálicas, pasamanos de madera y mil detalles de buen gusto. El vestíbulo era muy alto, de dos pisos, ya que ocupaba parte del entresuelo por un hueco en su techo, desde este, se llegaba a ver la planta primera. La distribución era muy compleja y las escaleras no se superponían en un cajón como en el resto de los casos vistos hasta el momento, si no que nacían desde cualquier rincón y se desarrollaban de forma intringulada para conceder un acceso rápido y cómodo.  En el lado derecho junto a la escalera principal, se había construido el guardarropa del mismo material y muy amplio, ya que la sala pasaría a ser la tercera en Madrid por capacidad con casi 2.000 localidades de aforo. Se accedía al patio de butacas por cuatro puertas colocadas en dos grupos,  construidas de madera y que se abrían hacia fuera para poder desalojar la sala rápidamente. No faltaba ningún detalle, bajo los dos tiros de escalera se encontraban los accesos a los retretes instalados en la planta sótano.[...] 

El resto de la información la podrán encontrar en la página 301 de mi libro "Cines de Madrid"

28 de febrero de 2010

EL CINE TETUAN. (Lo aniquilaron sin dejar rastro).


En el año 1930 se le encargó a los arquitectos F. J. González de Riancho y E. Gabriel de la Torriente y Aguirre el proyecto para la construcción de un local para espectáculos cinematográficos en la obrera barriada de Tetuán de las Victorias, justamente en la calle de Bravo Murillo  c/v a Francisco Medrano. El local que se edificaría en un solar de forma trapezoidal, se volvería a utilizar nuevamente las influencias del racionalismo y expresionismo “Mendelsohniano” ya utilizados en el “Cinema Europa” algunos números atrás de la misma calle.  Este edificio sin embargo, a pesar de contar con un solar más amplio, albergó una construcción más modesta, solo con dos plantas, baja y principal y que quedaría despegado de las medianeras creando pasillos y patios de desalojo. La decoración externa inicial del inmueble, se basaba principalmente en franjas horizontales que rodeaban todo el perímetro del edificio, formando una doble y estrecha marquesina en su esquina, que se extendía por el frente en su parte más alta y en la que se colocaron letras luminiscentes con el nombre del local “CINE TETUAN”.


Proyecto para la fachada del Cine Tetuán.

Otra franja a la altura de la planta baja, daba paso a la marquesina que salía disimuladamente sobre la puerta de entrada, y volvía a su posición inicial. Arquitectónicamente llamaba especialmente la atención un torreón de cristal  que se había construido esta vez en el vértice contrario a la esquina, y que se alzaba sobre el resto de la construcción; en este se encontraba inserta la escalera de acceso a la cabina. El bar se construyó bajo el torreón, y era un simple local al que se podía tener acceso desde el interior del cine o desde la propia calle.
Las fachadas estaban enfoscadas con cemento y coloreadas en tonos pastel, mientras que las largas franjas que recorrían la fachada fueron coloreadas en un tono más claro. La vuelta a la calle lateral se realizó curvada, haciendo alarde de su influencia aerodinámica y dando continuidad a la fila que se formaría junto a sus taquillas. En esta misma esquina se instalaría una amplia cartelera donde se presentarían los próximos estrenos.


Fachada original del recién inaugurado Cine Tetuán.

Las puertas de entrada se habían instalado formando un arco y dejando un espacio ovalado bajo la marquesina, lo que la confería mayor profundidad. Sobre susodicho porche se dejaron tres huecos en los que de igual forma que ocurría con las puertas inferiores, se instalaron tres grandes ventanales que llenaban de luz cenital el vestíbulo superior. El alzado a la calle lateral era muy sencillo, un único paño liso del mismo color y cuatro salidas de urgencia, tres de ellas directas desde el patio de butacas, y algunas ventanas de las estancias superiores y ventilación.[...] 

El resto de la información la podrán encontrar en la página 244 de mi libro "Cines de Madrid"

15 de febrero de 2010

EL CINE DEL CALLAO.(El primer cine de Luis Gutiérrez Soto).


En 1926 se le encargó al joven arquitecto recién licenciado Luis Gutiérrez Soto, la construcción de un cinematógrafo en la reconfigurada Plaza del Callao, en la famosa Gran Vía Madrileña. Este, que sería el segundo proyecto de relevancia del arquitecto, debía erigirse en un solar en esquina, muy alargado y estrecho que crearía ciertas complicaciones al proyecto. El terreno se hallaba junto al solar que ocupó el antiguo barracón del Callao (ya citado en capítulos anteriores) y que había sido demolido tras la reforma de la avenida. El solar era tan largo que era imposible realizar una proyección desde una cabina situada en uno de sus extremos hasta el fondo, razón por la cual se tuvo que acortar su superficie proyectándose un pequeño edificio dedicado a oficinas al fondo, en la parte más estrecha del terreno. La entrada indudablemente se realizaría por la fachada a la plaza del Callao y la sala se desarrollaría paralelamente a la calle de Jacometrezo facilitando así la salida de emergencia del local. También se proyectó un café, salón de té, cine de verano y salas de billar, convirtiéndose en un nuevo complejo de recreo.


Alzado principal a la Plaza del Callao del nuevo cinematógrafo.


Alzado lateral a la calle de Jacometrezo. Se distinguen claramente tres partes, la primera destinada a accesos, salas de espera y descanso, la segunda a cuerpo principal del patio de butacas, y la tercera a edificio de oficinas y local comercial.

El edificio se construyó en un plazo de ocho meses, durante la primavera y el verano de 1926, ascendiendo su coste a un total de 1.250.000 pesetas de la época. El edificio se realizó con estructura de hormigón armado, y para sustentar el anfiteatro se utilizaron dos vigas con un voladizo de cuatro metros, una de ellas, la mayor de 22 metros de luz era del tipo Vierendel, la cual permitiría el acceso al anfiteatro por sus extremos.


Imagen de la Plaza del Callao antes de la construcción de los edificios.
 
La estructura de hormigón armado fue recubierta de ladrillo tosco de un pie de espesor y un tabique con cámara de aire para preservar los cambios bruscos de temperatura. Las fachadas iban ricamente adornadas, y como el propio Gutiérrez Soto dijo: “No se ha pretendido seguir estilo alguno, buscando la monumentalidad y elegancia que su emplazamiento exige, en la sencillez de sus líneas y la proporción de sus elementos clásicos […]”, un tanto ecléctico, mezcla de estilos, dejó entrever influencias neobarrocas, con elementos “art-decó” y cierto aire vienés. La verdad es que sus amplias fachadas estaban decoradas con mucha elegancia, grandes paños esgrafiados en color rojo profundo con filigranas blancas, encuadrados con molduras de piedra artificial en tonos claros, dejando el resto de la superficie coloreada en tono beige amarillento, la carpintería en color rojo adornada con preciosas vidrieras en todos sus huecos, y ornamentos metálicos en torreón y puertas de acceso con gran influencia “art-decó”. Alrededor de todo el inmueble se creó un alto zócalo de mármol que ensalzaría jambas y dinteles de cada una de las puertas de entrada y salida del local, al igual que las carteleras colocadas a ambos lados de la puerta principal. Se realizaron a su vez, elaborados trabajos de ornamentación en piedra artificial sobre las puertas de entrada al café, mereciendo mención aparte tres esculturas situadas sobre la cornisa de la planta baja. La parte superior del edificio fue rematada por un alto torreón luminoso en esquina, emblema de las salas de espectáculos, visible desde la Puerta del Sol, Gran Vía y la calle de San Bernardo. El resto de la fachada a la plaza del Callao fue rematada por una celosía metálica donde se colocaría el título y artista principal de la proyección.
 

Una de las primeras imágenes del Cine del Callao.


Proyecto para parte de la fachada a la plaza del Callao. En él se puntualizan cada uno de los detalles. Concretamente corresponde a la entrada principal al café de la planta sótano donde con posterioridad se instalaría una de las mejores salas de billar de la capital.

El remate de la fachada a Jacometrezo se había realizado por un grupo de columnas dóricas que sujetaban una magnífica pérgola de piedra artificial, que configuraba uno de los laterales de la sala de verano situada en la azotea.

 
Excepcional imagen de la plaza del Callao antes de construirse el Edificio Carrión, situado al otro lado de la calle de Jacometrezo. Obsérvese el detalle de la pantalla del cine de verano al fondo del edificio y la cabina de proyección en su otro extremo sobre la entrada principal.
 
En la imagen superior se pueden apreciar claramente los detalles descritos hasta el momento. Véase las esculturas situadas a cada uno de los lados de la entrada. En la parte izquierda de la fachada principal se encontraba la entrada al café de la planta sótano. La esquina redondeada se aprovechó para situar la cartelera donde se podían contemplar los próximos estrenos. En el lateral a Jacometrezo se ven claramente las cuatro salidas directas del patio de butacas, y al fondo el edificio de oficinas, anexo donde el propio Gutiérrez Soto estableció su estudio.[...] 

El resto de la información la podrán encontrar en la página 42 de mi libro "Cines de Madrid"

31 de enero de 2010

EL CINE ACTUALIDADES. (La sala más pequeña de la Gran Vía).


Ahora que florece la polémica sobre el nuevo uso del solar del nº 48    de la Gran Vía, creo que es momento de abordar el tema del Cine Actualidades. Fue en este solar del tercer tramo de la Gran Vía, antiguo paseo de Eduardo Dato nº 4, donde el joven arquitecto de la promoción del 19, D. Manuel Muñoz Casayús, proyectó en 1931 un moderno edificio dedicado a hotel y viviendas; en su seno  nacería un año después, el Cine Actualidades. El inmueble, construido en esquina, se alzaría sobre un entringulado solar que ocuparía parte de la cara lateral de la calle Tudescos c/v a Gran Vía. El edificio se levantó en ocho alturas, más entresuelo, baja y tres plantas de sótanos que escondían los entresijos del hotel. Su estructura de hormigón armado permitiría dejar amplios huecos en su planta baja, donde se instalaría el cine.


Boceto del alzado para un Hotel en el Paseo de Eduardo Dato nº 4.

Antes de que se realizase el proyecto del Sr. Muñoz Casayús, hubo otro no ejecutado ,diseñado por C. de la Jara y B. Giner de los Ríos, que fue desestimado. El hotel se llamó Nueva York, un acertado nombre para una zona en la que se levantaban los más monumentales y altos edificios de la Capital. El inmueble de un exquisito gusto Holandés, tenía amplios paños de ladrillo al descubierto formando franjas abultadas de fábrica, dejando las impostas, dinteles y demás detalles que rodeaban las ventanas en paños lisos de cemento pulido, pintado en tonos claros. Llamaban especial atención las pérgolas de cemento que sobresalían de los dos pisos más altos y que le daban un cierto aire mediterráneo. Carpinterías de hierro y barandillas del mismo metal adornaban las hermosas fachadas de uno de los edificios más elegantes y sencillos de la nueva avenida.


El Hotel Nueva York recién terminado, en los bajos aún desocupados se instalaría el Cine Actualidades.



Una magnífica imagen del edificio recién inaugurado, antes de instalarse en su planta baja el Cine Actualidades, el más pequeño de la capital y uno de los más frecuentados por los transeúntes de la Gran Vía.


Espléndida imagen de las plantas más altas del edificio.


Hueco del patio interior del edificio.

La sala de cinematógrafo fue diseñada por S. Ulargui según algunas publicaciones, aunque en el libro “Madrid y el Cine” nos subraya que el permiso para construcción del cinematógrafo, fue pedido por Julio Collado Martín, propietario del local, el cual presentó un proyecto de los arquitectos, Luis Gutiérrez Soto y Daniel Zavala, siendo este desestimado por la gran concentración de locales en la zona. Esta afirmación nos desorienta un poco a este respecto, pero la obra se atribuye definitivamente al Sr. Ulargui, que quizás  trabajó bajo un proyecto de Gutiérrez Soto.
La obra al completo del cine era una verdadera joya racionalista, en la que la curva era la protagonista, aunque esta vez se introduce el metal, que formando amplias franjas horizontales, decoraría cada rincón. Su pequeña fachada en esquina estaba formada por un minúsculo porche del que sobresalía en su parte central, la taquilla, de formas redondeadas junto a la puerta de entrada al vestíbulo. Flanqueaban la entrada al porche dos pilares forrados en mármol, con franjas pulimentadas, el resto de la fachada estaba decorada con una estructura de metal cromado que sujetaba cristales opacos con luz interior. En la calle principal se creó un pequeño escaparate con armadura también cromada donde se colocarían fotogramas  del film que se proyectaba. Junto a esta cristalera un pilar en color rojo rompía la frialdad del metal. Sobre todo el porche, se pintó una amplia franja en color negro. La puerta de entrada, de dos hojas se coloreó también en rojo. La entrada a la sala era muy pequeña pero llamaba agradablemente la atención de los transeúntes.[...] 

El resto de la información la podrán encontrar en la página 89 de mi libro "Cines de Madrid"

22 de enero de 2010

¿DONDE ESTA EL CINE MAGERIT? (Enigma resuelto).


Esa es la gran pregunta. De todos los locales que tengo en mi archivo, muy pocos se me escapan, siempre recurriendo a un antiguo mapa, o alguna referencia en algún periódico o cualquiera que sea la coincidencia, termino encontrando la ubicación, pero en esta ocasión no he sido capaz de encontrarlo. En primer lugar citar que el inmueble abrió sus puertas allá por el año 46 en la zona de Villaverde Alto. El gran libro de referencia o biblia como yo lo considero a “Madrid y el Cine”, me indica que el local se situaba en la calle del Lignito nº21, una calle paralela a la Avenida de Andalucía, junto a la colonia Marconi, ¿Pero realmente fue esta su ubicación? El cine Magerit que abrió sus puertas en 1946 fue una obra realizada por el joven arquitecto José Luis Duran Cottes, el cual construiría y reformaría algún que otro local, como es el caso del cine del hotel Palace. El edificio se construyó con estructura de hormigón armado se alzaba en tres alturas más torreón. Era una construcción singular, un tanto inusual ya que si su planta y alzado nos recordaba al corte clásico de iglesia, de la época franquista, el alto torreón de la esquina, y más minarete que campanario, nos descuadraba completamente con su gran influencia árabe. El edificio había sido realizado en ladrillo macizo cubierto de cemento y pintado en blanco, a excepción de la alta torre que dejaba al descubierto la fábrica original. El tejado se realizó con estructura de metálica sobre la que se colocó teja árabe.


 Vista del edificio recién terminado.

Su decoración exterior era sencillísima, paños blancos, balaustradas jambas, dinteles y contrafuertes en ladrillo al descubierto al igual que la alta torre y pequeños huecos de ventana en planta baja sustituidos por ojos de buey en su parte más alta. Debido a la influencia árabe que se tomó en la construcción del local, se le impuso el nombre de Magerit, el mismo con el que se conocía a la ciudad de Madrid durante la época musulmana allá por el 850-900 D.C.
Otro dato importante para poder localizar la situación exacta del edificio, es que se encontraba en una esquina quedando la alta torre en el vértice de esta, construyéndose en la parte trasera, paralelo a la sala, un jardín anexo a donde daban las salidas de emergencia del local. La otra cara más pequeña, daba a una huerta vecina, con lo cual subrayamos que el edificio era una construcción única, y sin inmuebles adyacentes.[...] 

El resto de la información la podrán encontrar en la página 285 de mi libro "Cines de Madrid"

3 de enero de 2010

EL REAL CINEMA. (Otro de los desaparecidos cines de Anasagasti).


El proyecto para el Real Cinema nació a finales de los años 10 del siglo pasado cuando la familia Sagarra, impulsora de los barracones y locales cinematográficos en Madrid, adquiere un solar en la plaza de Isabel II nº 6, actual nº 7, frente a la puerta trasera del teatro Real. El proyecto fue encargado a Teodoro Anasagasti el cual diseñó un magnífico edificio que albergaría el que fue el mejor local para cinematógrafo de Europa y que como rezaba el periódico ABC en sus páginas, “posiblemente solo algún cinematógrafo de Estados Unidos pueda competir con él”. (ABC 18-V-1920). El solar de forma cuadrangular un tanto irregular se encontraba entre las calles de la Flora, la Costanilla de los Ángeles, y su fachada principal a la ya mencionada plaza de de Isabel II, la extraña fisonomía de solar condicionará que la entrada a la sala se hiciera al revés, por la parte de la pantalla instalándose el anfiteatro y cabina en la parte posterior a la calle de la Costanilla de los Ángeles.


Boceto original de la fachada principal del local, representado tal y como se construyó.


Alzado posterior del proyecto a la calle de Costanilla de los Ángeles.

Para su construcción se utilizó un estilo “Rococó” y “Modernista” semejante a otros inmuebles ya construidos en Madrid. No se escatimó en detalles, y se emplearon materiales de primera categoría. Para sus fachadas el arquitecto utilizó un esquema peculiar en él y que representaría en primera instancia aquí, repitiéndolo con posterioridad en el Cinema Pavón y el Monumental Cinema. Su fachada estaba recorrida por una magnífica marquesina de hierro y cristal que guardaba a los clientes de las lluvias a la vez que tamizaba la luz del sol que incidía sobre las amplias carteleras instaladas a ambos lados de la puerta. [...] 

El resto de la información la podrán encontrar en la página 181 de mi libro "Cines de Madrid"

20 de diciembre de 2009

EL CINE BARCELÓ. (Tercer round, es el turno de Gutiérrez Soto). Homenaje en el dia de su 78 cumpleaños.


D. Luis Gutiérrez Soto, que hacía tan solo dos años había inaugurado el Cinema Europa, nos sorprendía ahora con la que sería su obra máxima, el Cine Barceló. Aunque la sala no tenía el tamaño ni los acabados exteriores que tuvo el Cinema Europa, se considera a esta sala como el mejor ejemplo del racionalismo en Madrid. El cine Barceló se construyó en un solar de forma trapezoidal en una esquina entre las calles Barceló  11 y Larra 2 para el empresario D. Nicolás Hermosilla. La estructura del inmueble se realizó enteramente en hormigón armado y se levantó en seis alturas más dos de sótano, construyendo sus fachadas con ladrillo macizo revocadas con cemento, dejando paños de ladrillo al descubierto, cuerpos modulares salientes y terrazas que se sobreponían unas sobre otras; en la esquina y coronando el edificio,  se levantó un alto cuerpo circular que daba cobijo a la cabina de proyección del cine de verano.


Obra realizada por el pintor Danian Flores. El Cine Barceló.


Alzado principal del proyecto del Cine Barceló.


Alzado lateral del Cine Barceló.


 

Dos planos con diferencias de la planta baja del local, el segundo es el que se realizó.

Dicen que este se construyó basándose en un proyecto ya realizado con anterioridad por Eduardo Sánchez Eznarriaga, nos referimos al teatro Odeón, hoy conocido como Calderón, levantado trece años antes en la calle de Atocha. Por esta regla de tres, Francisco Alonso Martos, debió dejarse influenciar también por estos para la construcción del Cine Salamanca, ¿O quizás era esta la solución correcta para este tipo de solares, y ninguno se copio del otro?  El Cine Barceló se levanto tomando como eje una de las diagonales del solar, dejando el escenario en su ángulo interior, repitiendo idéntica disposición para la sala de fiestas que se construiría en las dos plantas de sótano inferiores. La entrada al cinematógrafo se realizaba bajo el cuerpo circular que formaba la esquina, a través de tres puertas, que conducían directamente al vestíbulo principal, desde donde arrancaban las escaleras de acceso a las plantas superiores. En su techo un hueco con barandilla de la entreplanta confería a la estancia doble altura.


Una magnífica imagen del cine Barceló recién inaugurado al principio de los años 30.[...] 

El resto de la información la podrán encontrar en la página 249 de mi libro "Cines de Madrid"

3 de diciembre de 2009

EL MOTOCINE BARAJAS (Reposición.)( El gran invento americano que nos duró dos dias )

A finales de los años 50, apareció en Madrid el que sería el primer moto-cine / auto-cine de España y segundo de Europa.
La obra fue diseñada por el ingeniero D. Severino Bello Lasierra y el arquitecto de renombre D. Fernando Chueca Goitia.


Una vista general del complejo, en el lateral izquierdo el poblado de Ciudad Pegaso.

Las condiciones primordiales para la ubicación de los autocines eran un amplio parque automovilístico y unas condiciones meteorológicas favorables. A estos dos factores había que sumarles la cercanía de la base aérea norteamericana de Torrejón de Ardóz, de la que se esperaba fuese su mayor benefactor. El complejo se construyó como destacábamos anteriormente en unos terrenos cercanos a la Autopista del aeropuerto Barajas, y al barrio de Canillejas. Tenía como todos los de su clase forma de abanico y la pantalla estaba colocada en contra del sol para comenzar la proyección a última hora de la tarde sin que los últimos rayos molestasen. Los coches se distribuirían en 13 filas colocadas radialmente con capacidad para 700 automóviles. Cada una de las filas estaba separada 12 metros pudiendo así acceder a los estacionamientos sin realizar ninguna maniobra. El espacio entre vehículos era aproximadamente de tres metros.


Planta del conjunto.

La pantalla fue construida con cimentación de hormigón armado y estructura metálica, por la casa Fabrimetal, esta que era de forma parabólica para conseguir una visión perfecta desde cualquiera de los ángulos, tenía una altura de 15 metros, aproximadamente unas cuatro plantas de una vivienda cualquiera, y una anchura de 42 metros, realizándose la proyección desde la cabina instalada en el centro del abanico a unos 100 metros de distancia. Esta era una construcción realizada en ladrillo, semienterrada para no quitar visión a los vehículos estacionados detrás de ella, que además albergaba uno de los grupos de retretes repartidos por el recinto.[...] 

El resto de la información la podrán encontrar en la página 296 de mi libro "Cines de Madrid"

29 de noviembre de 2009

EL CINE MARVI ( Una pequeña sala de barrio)

El Cine Marvi se construyó en un terreno de forma casi rectangular en una esquina de la calle Cartagena, en el número 89, con vuelta a la calle de Coslada, casi en la Avenida de América. La sala que fue proyectada por los arquitectos D. Felipe Heredero y D. Carlos Sobrini se levantó en cuatro alturas y se construyó íntegramente en hormigón armado con cubierta metálica.


El Cine Marvi recién inaugurado.

El local era sencillo, moderno y muy acogedor, estando todas sus estancias decoradas con materiales de última generación. Su fachada principal estaba realizada en ladrillo visto formando un amplio paño en su lateral derecho, dejando un hueco acristalado en su flanco izquierdo que vislumbraba las escaleras de accesos a las plantas superiores y vestíbulos. Sobre este amplio ventanal destacaba un saliente en hormigón armado donde se colocó el cartel de neón, que debido a la perspectiva que tomaba el saliente se veía claramente desde la misma Avenida de América.


Alzado principal del cine Marvi.

El lateral a la calle Coslada estaba dividido en tres partes, dos de ellas en los extremos, cubiertas de mármol color grisáceo y una central formada por un gran paño de ladrillo visto. La silueta lateral era escalonada, siendo su parte más baja la más cercana a la pantalla, al fondo de la finca.


Sección de la sala.

La entrada a la sala se hacía a través de un gran hueco central con dos puertas de dos hojas que nos daban acceso al hall o vestíbulo principal, a ambos lados de la puerta principal se encontraban otros dos huecos con dos puertas más cada uno de ellos, utilizados fundamentalmente para el desalojo de la sala. El vestíbulo era alto, teniendo un hueco en su techo que dejaba entrever las plantas superiores y escaleras de accesos, al igual que la gran vidriera a la calle que inundaba de luz cenital el local. Estaba solado con piedra artificial y las carpinterías se habían realizado todas en aluminio anodinado por los talleres Paulino Moreno, las paredes estaban cubiertas por telas y alicatadas con piedra artificial, en los techos se había realizado un esmerado trabajo de escayola que escondía la iluminación indirecta. Frente a la puerta principal se encontraba el guardarropa.[...] 

El resto de la información la podrán encontrar en la página 291 de mi libro "Cines de Madrid"

15 de noviembre de 2009

EL MONUMENTAL CINEMA. (Anasagasti vs Gutiérrez Soto. 2º round)

Una mañana como otra cualquiera del frío mes de Octubre de 1923, caminaban hacia la obra, el Sr. Teodoro Anasagasti arquitecto del edificio y algunos compañeros, cuando en un cartel vieron que se anunciaba la apertura inminente del que sería el cinematógrafo más grande de la capital, el Monumental Cinema. ¿Sería posible? ¿Quién habría mandado colocar aquellos carteles? ¿Cómo iba a abrir este edificio en el que aún falta trabajo para al menos tres meses?
Cuando llegaron a la obra el trabajo era inusitado, todos corrían de un lado para otro, el pintor, el carpintero, el cerrajero, el electricista, todos marchaban con la ambición de acabar lo antes posible. El presidente del consejo, el Sr. Ricardo Urgoiti, se encontraba en la obra acompañado de sus consejeros y secretarios. ¡Desengáñense ustedes, esta es la única forma de acabar! En dos días este local estará rebosante de gente, así que sea como sea tiene que estar acabado. Quedaban cientos de butacas por colocar, los montadores corrían como hormigas en mitad de una carretera, mientras el jefe del personal ensayaba con los acomodadores entre las imaginarias filas de asientos. La orquesta guiada por el maestro Escobar, ensayaba incesante bajo el escenario, los obreros se quedaban embelesados con su herramientas en mano, alguien les gritaban y continuaban con el tajo. Tablones que caían, martillazos de los entarimadores, voces de mando, y maldiciones constantes. Una nube de polvo y yeso envolvía el ambiente. La gente ya formaba cola en la calle para adquirir las localidades, ¡Dios mío, no puede ser!!!! las taquillas aún no están terminadas. Según nos cuenta la detallada información de la que extraigo este artículo (Revista La Construcción Moderna Num. 21 15 Nov. 1923) los madrileños tenían una inusitada afición a hacer colas para todo, filas en la panadería, en los estancos, en las liquidaciones.
El día de la inauguración, ya había llegado, donde aún no había dado tiempo a colocar el solado, un parche de cemento o una alfombra, ¡ya se terminara después! donde faltaba una baranda de hierro, el carpintero con dos tablones construía una, los electricistas, locos no sabían como empalmar la madeja de hilos que recorría el local, escaleras, puntales, cubos, brochas, martillos, ¡Dios mío que organización! Ruiz, el tapicero sustituía con sedalina plisada los cristales que no estaban colocados. Faltaban las puertas principales, la casa Manmenjean encargada de ellas, nos anunciaba que no estarían listas ni en quince días. ¿Cómo que quince días? , tienen que estar montadas en el momento de la inauguración, aunque sean unas provisionales hechas con los modelos que tengan en el taller. ¡Allí tienen ustedes unas vidrieras de caballos que irán muy bien! ¡Lléveselas y hágame las tres puertas! A los cinco minutos suena el teléfono. ¿Qué ocurre? ¿Cómo va la cosa? Estamos en ello pero solo tenemos un caballo para las vidrieras, ¿Qué pongo en los demás huecos? Lo que quiera como si quiere poner burras, las puertas solo duraran quince días. A falta de dos horas para la apertura del local los muros del vestíbulo se comienzan a pintar, de abajo a arriba se les ha dicho, al revés de lo normal, aquí todo marcha al revés, la fachada aún ostentaba el andamio de madera que se veía cuajado de pintores ¡Vamos, vamos señores! ¿Cuanto tiempo hace falta para desmontar esto? Preguntaba el Sr. Urgoiti. ¡De ocho a diez horas señor! Tienen hora y media para desmontarlo todo, son ustedes seis obreros hábiles, serán recompensados. El andamio se comienza a desmontar y los pintores corren apresurados porque les quitan los tablones de apoyo. La fachada se ve limpia e impoluta, los primeros espectadores empezaron a entrar en el local saltando sobre los tableros; aún los pintores estaban rematando la faena y ya se oía el preludio de la orquesta, la multitud invadía el local, por la puerta principal mientras los obreros huían despavoridos por la puerta de servicio, cargados de achiperres. La licencia de apertura llegó por teléfono, pero viendo lo visto creo que les hubiera importado poco.


La embocadura y pantalla del Cinema Monumental.

En un solar irregular de la calle de Atocha 65, donde estuvo el Real Hospital de Aragoneses, Catalanes y Valencianos, derribado por su estado de ruina, se construiría hacia 1922 el que llegó a ser uno de los mejores locales de Europa. El solar estaba compuesto de veintidós caras y tenía acceso desde dos calles, Atocha en su confluencia con la plaza de Antón Martín y un pequeño, pero muy eficiente hueco, por la calle del León. Las obras que duraron diecisiete meses, levantaron una magnífica estructura de hormigón armado llevada a cabo bajo la dirección del constructor Francisco Muñoz y construida por la Sociedad de Cementos Pórtland de Sestaó, que aún hoy en día resiste impasible el paso de aquella gente que casi lo arroya todo. Muchos dudaron de la efectividad de este e incluso esperaron varias semanas hasta comprobarlo por ellos mismos que aquello no se caía antes de asistir como espectadores.


Una imagen tomada desde la plaza de Antón Martín de la obra ya avanzada.

El aforo del local fue un poco especulativo y no muy concreto, algunos nombran 4.000 espectadores otros 3.600, quizás aún no lo tengan claro, el primer anfiteatro o entresuelo, tenía un aforo de 1.200 espectadores, otro sobre este o principal, 1.000 más, el resto en el patio de butacas de la planta calle. Para atestiguarse la fiabilidad del material constructivo, se realizaron multitud de pruebas de resistencia, colocando durante 25 días, 2.500 sacos de arena con 60 kilos cada uno llegando a producir cargas de hasta 450 y 500 kilos por metro cuadrado.



Dos imágenes de las rampas de entresuelo y principal cargadas con sacos.

Para la techumbre se utilizó gigantescas vigas de hierro apoyadas en cuatro vértices de la sala que dejaban huecos de 27 metros de luz y apoyo con una reacción de 35 toneladas, construidas por la empresa S.A. Torras.


Las escaleras sobrecargadas en exceso para verificar su aguante.

Para sus fachadas se utilizó el mismo esquema que Anasagati había realizado ya con anterioridad en el Real Cinema de la Plaza de Isabel II. Juego de volúmenes y salientes en la zona central, rematados por dos torreones a los lados decorados con sencillez, columnas en ladrillo y tonos ocres en los paños lisos, detalles modernistas en forja en parapetos de ventanas y barandillas. Las jambas de los huecos superiores iban adornadas con pequeñas columnas revestidas de cerámica de mosaico de juego de damas, en verde y negro. Sobre las cuatro taquillas dos pequeñas marquesinas de hormigón y sobre los tres grandes huecos de la entrada otras, esta vez de formas redondeadas.


El Monumental Cinema días después de su inauguración.

En la parte superior un hermoso cartel presidía la fachada, en él se leía MONUMENTAL CINEMA. Además contaba con mil detalles de buen gusto como los magníficos faroles de bronce que pendían de su portada, o las puertas y ventanas que estaban adornadas con valiosas vidrieras.
La entrada al local se hacía a través de los tres grandes huecos con arcos de medio punto que habíamos mencionando anteriormente, el vestíbulo era muy amplio y diáfano, fue el único lugar donde se había utilizado escayola para decorar techos, el resto iba al descubierto dejando entrever el forjado de hormigón. El suelo de la estancia estaba realizado en mosaicos enteros, y las paredes engalanadas con hermosos tonos de color, tres columnas octogonales de hormigón armado sujetaban el forjado de los pisos superiores, dejando el resto del espacio completamente diáfano.[...] 

El resto de la información la podrán encontrar en la página 190 de mi libro "Cines de Madrid"