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12 de diciembre de 2010

EL CINEMA ROYALTY O ROYALTI. (Después conocido como Colón.)



En 1913 el empresario don Pedro Vilata Vals encargó un proyecto al arquitecto D. José Espelius, para un nuevo local de proyecciones cinematográficas que se edificaría en la madrileña calle de Génova nº 6. El local de planta completamente rectangular quedaría atrapado entre dos edificios complicando la planificación de sus accesos, los cuales fueron resueltos con acierto pero estrechando la superficie dispuesta para albergar a los espectadores. El edificio fue construido con ladrillo macizo y forjado de hierro siendo su distribución completamente simétrica.  José Espelius se decantó para la construcción de la fachada de este inmueble por los aires más vanguardistas del momento, plasmando en ella un rotundo estilo art nouveau con detalles del modernismo catalán. La fachada estaba compuesta por tres alturas, dos de ellas destinadas a vestíbulos y tránsito de espectadores y la tercera a la cabina y cuarto del proyeccionista. El arquitecto realizó en su fachada un gran hueco central rematado con un arco de medio punto en el que se instalaron grandes cristaleras que llenaban de luz los espacios, sobre este, unas gigantescas letras de piedra artificial resaltaban indicándonos el nombre del local, ROYALTY. La parte superior estaba rematada por palmetas modernistas y a ambos lados del gran arco dos jarrones. El hueco central estaba decorado por cuatro pilastras que lo dividían en tres huecos menores y sobre la puerta de entrada se extendía un balcón con baranda de hierro modernista que servía a su vez de marquesina.  

Alzado real del cine Royalty.


Proyecto de la fachada para el cine Royalti.
     
La gran puerta central daba paso al vestíbulo principal, muy pequeño y desde donde arrancaban dos tiros de escalera, bajo los cuales estaban instalados las taquillas y huecos de paso a otros vestíbulos longitudinales que recorrían la sala hasta su fondo y que servían  de desalojo y entrada al patio de butacas por medio de diez puertas laterales. Al fondo de sendos pasillos se encontraban los aseos para hombres y mujeres. En el centro del vestíbulo principal había otra puerta de entrada al patio de butacas, desde la cual nacía un pasillo que partía en dos la sala y corría hasta la pantalla.


Planta baja del local en su primera época.

El patio de butacas  tenía mucha pendiente hacia la pantalla evitando de esta forma la pérdida de visión, aunque dos columnas de forja que sujetaban el entresuelo suprimían varias localidades de las últimas filas. Contaba con un aforo total de 900 localidades. Interiormente la sala estaba decorada del mismo modo que la portada, esgrafiados modernistas sobre puertas y ventanas y trabajadas barandas de hierro en los palcos superiores. El techo de la sala era muy alto, inclusive demasiado alto lo que daba una sensación de pérdida espacial que el arquitecto solucionó colocando grandes lámparas de araña con tulipas de cristal. El techo tenía molduras de escayola y florones del mismo material. La pantalla de grandes dimensiones se encontraba ligeramente alzada del suelo dejando en la parte inferior un hueco para la orquesta que amenizaba las proyecciones e intermedios.[...] 

El resto de la información la podrán encontrar en la página 173 de mi libro "Cines de Madrid"