En
la calle de Fuencarral nº 118, muy próximo a la plaza de Bilbao se levantó
durante el año 1925 uno de los cinematógrafos más suntuosos de la zona de
Chamberí. En una época en la que los locales de espectáculos se inauguraban con
inusitada regularidad, nació uno que llamaría especialmente la atención, el
Cinema Bilbao. En un solar de planta rectangular, proveniente del derribo de
una antigua casa de vecindad, levantaría la Nueva Sociedad de Construcciones
LTD, un edificio de robusta fisonomía diseñado por el famoso arquitecto José de
Aspiróz y Aspiróz. En su fachada, completamente simétrica se mezclaban gran
cantidad de ornamentos de diferentes tendencias, destacaba un gran hueco
central que inundaba de luz los vestíbulos superiores, rematado por un gran
arco carpanel que apoyaba sobre la imposta, bajo esta, líneas verticales que
decoraban las pilastras y que recorrían las plantas primera y segunda. A ambos
lados del gran lucernario central dos huecos rasgados que daban luz a la caja
de las escaleras las cuales subían simétricas hasta la planta tercera. En la
parte más alta y a modo de torreón nacía un cuerpo central con tres huecos
decorados con balaustradas de piedra artificial y columnas dóricas, rematado
por una amplia cornisa y dos pináculos. Motivos alegóricos y medallones
decoraban cada rincón de su ecléctica fachada y sobre la puerta central una
amplia cornisa de hierro y cristal modernista daba la puntada final a este jolgorio de estilos arquitectónicos.
Proyecto original realizado
por José Aspiróz y Aspiróz para la fachada del local.
Inédita imagen del
Cinema Bilbao en los años 20 Obsérvese la cantidad de ornatos y detalles de
diferentes estilos que decoraban su magnífica fachada.
El
proyecto que nació en 1925 y se llevó a cabo en 1926 sufrió algunas
modificaciones durante el transcurso de las obras posiblemente por algunos
fallos fácilmente remediables en cuanto a tema de normativas. La entrada a este
elegante cine se realizaba un gran hueco central con tres puertas de dos hojas
cada una, dejando para desalojo las dos laterales situadas bajo las escaleras. Entre los huecos
de entrada se habían instalado las pequeñas taquillas, una a cada lado de la
puerta central.
Nada
más traspasar la puerta de entrada nos daba la bienvenida un amplio y elegante
vestíbulo, con tres puertas de ingreso a la sala que quedaban completamente
enfrentadas a las de salida a la calle, para poder desalojar el local en el
menor tiempo posible. Dos escaleras, una a cada lado con barandillas de hierro
con formas modernista, conducían a los pisos principal y de paraíso, mientras
que el acceso al entresuelo se realizaba desde el propio patio de butacas.
Suelos de mármol, zócalos del mismo material, pequeñas molduras con aires
racionalistas y unas curiosas lámparas en forma de peonza influenciadas por el
mismo estilo.[...]
El resto de la información la podrán encontrar en la página 98 de mi libro "Cines de Barrio"