Esta es una de las
ocasiones especiales en las que la historia no la escribiré solo yo, ya que hoy
más que nunca necesito de vuestra ayuda. Los datos son inconclusos pero intentaremos componer la historia con los pocos datos
que ella nos ha dejado.
El cine San Ignacio
nació en el floreciente barrio de San Ignacio de Loyola en Aluche, que desde
antes de los años 60 se había empezado a construir en aquellos despoblados terrenos
cercanos al aeródromo de Cuatro Vientos.
La misma imagen con 10 años de diferencia, marcado en
rojo aparece el cine San Ignacio.
Colonia San Igancio de Loyola, su piso desde 80.000 pts de entrada.
Una imagen del conjunto en los años 70. En el centro
de la imagen con un amplio tejado blanco aparece el cine San Ignacio.
Como en toda zona residencial de
nueva construcción no podía faltar una zona de ocio y servicios, y aquí fue
donde nació el cine San Ignacio. En unos amplios terrenos entre los primeros números
impares de la calle oliva de Plasencia c/v a la Mirabel a la altura del actual
número 36. El conjunto incluía además del cine una zona comercial con
soportales que se levantaría en varias
alturas y con numerosas zonas al aire
libre, todo ello construido en hormigón armado y ladrillo.
Detalle de los soportales y galerías junto a la
entrada del cinematógrafo.
El cine quedo en la zona interna del conjunto teniendo que entrar a traves
de los pasillos plagados de negocios para llegar a una gran plaza central al
aire libre donde estaba la entrada al local.
Este que se construyó al mismo tiempo que el resto del conjuntó tenia
estructura de hormigón y fachadas en ladrillo visto, cubierto por una amplia
estructura de hierro y “uralita”. No existía ningún tipo de decoración
superflua, más que los altos paños de ladrillo en los que se había realizado
pequeños huecos de iluminación a la altura del segundo piso, en uno de sus
extremos se levantaba una torre que en realidad era una chimenea y tiro de
escaleras y que rompía la monótona fachada, en esta se aprovecho para colocar
el cartel de Cine. El resto de sus paredes eran completamente ciegas, salvo por
dos pequeños huecos a ambos lados de la pantalla para desalojo de los
espectadores.
Una imagen del conjunto y la mole que albergaría el
cine antes de su inauguración.
El cine San Ignacio, era un cine muy sencillo, tanto exterior como
interiormente, sin ningún adorno a destacar, su moderna arquitectura podía
confundirlo perfectamente con una iglesia, muchas construidas en esa época tenían
esta misma fisonomía, a mí personalmente me recuerda al cine Magerit de Villaverde,
hormigón, piedra artificial y terrazos, para que invertir en algo tan funcional
como un cine de barrio familiar. Desconozco el autor de la obra pero casi
seguro que fue construido por la propia empresa que llevó a cabo la urbanización,
Inmobiliaria Carabanchel. El edificio ocupaba un superficie aproximada de 1144
metros cuadrados y se levantaba en tres alturas más sótano, siendo un edificio
completamente independiente evitando de esta forma las complicadas e
intrincadas salidas de emergencia y acceso.
Otro detalle de la portada del cine en la que se
aprecia más claramente la sencillez con la que fue ejecutado el proyecto.
El acceso a la sala se realizaba por medio de dos huecos dobles, uno
destinado a entrada y otro a salida de espectadores, dejando en el medio de
estos las taquillas, todo resguardado por un amplio soportal. El vestíbulo era
muy grande y se ampliaba en uno de sus lados. Los suelos eran de mármol en
color crema, las paredes de ladrillo visto y mármol del mismo color, dejando
los techos en escayola lisa pintada al temple donde nada más que adornaban los
plafones metálicos que tamizaban la luz por incandescencia. En el extremo más estrecho del amplísimo vestíbulo
se encontraba el bar, y junto a este el guardarropa. A través de una pequeña
puerta situada junto a la entrada principal se accedía a un hueco de escalera
que subía independiente hasta lo más alto de edificio dando servicio a la
cabina de proyección, cuartos del proyeccionista y oficinas. En el otro
extremo, el más ancho había una zona de relax con un amplio diván un cuartillo
reservado a botiquín y primeros auxilios y la amplia y cómoda escalera imperial
que accedía al entresuelo.[...]
El resto de la información la podrán encontrar en la página 281 de mi libro "Cines de Barrio"